Para ese día teníamos prevista una excursión de un día de duración para visitar Filadelfia y Atlantic City, para lo que habíamos reservado desde casa un coche de alquiler, que recogeríamos en el propio Manhattan. Sin embargo, la noche de antes decidimos realizar una locura, cambiar nuestros planes y realizar una excursión a las Cataratas del Niagara.
Se tardan unas 6 horas y media en llegar a Niagara Falls desde Manhattan(sin contar con el tráfico) así que, para poder realizar el paseo en barco del Maid of the Mist, decidimos madrugar bastante para intentar salir de Manhattan como muy tarde a eso de las 8 y media de la mañana.
Después de haber desayunado en la cafetería del hotel, tomamos el metro dirección Uptown en la estación de 34 St.-Penn Station hasta la 96 St. para ir al 808 de Columbus Av., donde habíamos recogido también el coche para ir a Washington.
Tras tomarnos los datos y alquilar un GPS, nos dieron las llaves de nuestro coche y emprendimos el viaje hacia el norte del estado.
El paisaje de camino a Niagara estaba repleto de árboles y vegetación, sobre todo al pasar los Lagos Finger. Al pasar por los pueblos del norte, encontramos encantadoras casas con fincas y embarcaderos alrededor de pequeños lagos...
Tras 8 horas de viaje (pues paramos para comer algo y echar gasolina)llegamos al aparcamiento del Niagara Falls State Park sobre las 4 de la tarde. Una vez allí, aunque aún no veíamos las cataratas, pudimos escuchar el ruido atronador del agua...
El último barco que partía del muelle para poder observar las cataratas del Niagara de cerca y desde el agua lo hacía a las 5 de la tarde por lo que, sin perder más tiempo, no dirigimos a las taquillas del Maid of the Mist Boat Tour para adquirir los tickets.
Compramos los billetes por 18 $ por persona y nos proporcionaron dos ponchos impermeables con capucha que debíamos ponernos durante el recorrido en barco si no queríamos mojarnos.
De camino al embarcadero, por la Niagara Falls Observation Tower, tuvimos nuestra primera visión de las cataratas... ¡qué espectáculo! ¡qué belleza! ¡qué cantidad de agua!
Cámara en mano, capturamos la belleza de una de las maravillas naturales más impresionantes del mundo... También tomamos fotos del impresionante Rainbow Bridge (el puente que cruza el río Niagara y que sirve de frontera entre Estados Unidos y Canadá), de los casinos y la Skylon Tower, que se encontraban del lado canadiense.
Ya en el embarcadero, nos colocamos el poncho y montamos en el barco. Nos colocamos en el lado izquierdo para poder hacer buenas fotos de las primeras cataratas, las del lado americano...
El barco partió del muelle a la hora establecida y comenzó su recorrido circular de unos 20 minutos de duración... En primer lugar, nos acercamos a las cataratas del lado americano, las más pequeñas. Hicimos unas fotos preciosas: las gaviotas revoloteaban buscando comida, con la caída del agua se formaban arcoíris...Luego, nos fuimos acercando a las Horseshoe Falls y empezamos a notar como el agua pulverizada empezaba a mojarnos. Capturamos todas las fotos que pudimos en ese punto de las cataratas canadienses, pues cuanto más nos acercábamos a las cataratas, más nos mojábamos y la cámara corría bastante peligro... Guardamos la cámara y llegamos al punto más cercano a las cataratas del Niagara al que el barco podía acercarse con seguridad... Nos vimos envueltos por una cortina de agua pulverizada y el movimiento del barco se volvió más intenso, pero ¡la sensación de estar prácticamente debajo de las cataratas fue única!
Después de un pequeño paseo de vuelta, llegamos de nuevo al embarcadero y seguimos tomando fotos de las cataratas en nuestra ascensión de camino al parking.
Tras un pequeño descanso en el Niagara Falls State Park, decidimos emprender el regreso a Manhattan pues nos esperaban otras 8 horas de viaje...
Llegamos a Manhattan sobre las 2 de la madrugada, pues también paramos para cenar una porción de pizza por el camino. Llevábamos una paliza considerable en coche, después de nuestra locura, pero mereció la pena...
Debíamos devolver el coche nuevamente en la sucursal de la compañía de alquiler situada en el 225 de la 43 St., por lo que volvimos al hotel en taxi otra vez.