Con el itinerario previsto para nuestro segundo día en la Gran Manzana teníamos intención de terminar de ver el Midtown y de empaparnos del Downtown, comenzando por la visita al portaaviones Intrepid, pasando luego por algunos de los lugares más emblemáticos del Downtown y terminando con la subida al Empire State, situado nuevamente en el centro de la ciudad. No obstante, no teníamos el itinerario completamente cerrado pues, para ese día, también se esperaba algún chaparrón, así que era probable que tuviéramos que improvisar en algún momento del día
(Recorrido total caminando: 1,20 h – 6,2 Km).
Tras comprar algo para desayunar, nos subimos al metro en la estación de34 St.-Penn Station hasta la 42 St.-Port Authority Bus Terminal. Una vez allí, caminamos unos 20 minutos por la 42 St. en dirección al puerto y luego, unos metros más, hasta el Pier 86 donde se encontraba atracado el famoso portaaviones Intrepid: primera parada del itinerario de aquel día.
A Borja le encanta el mundillo de los aviones y los helicópteros… Por ello, y porque el Intrepid sirvió de localización en una de nuestras películas favoritas: ‘La Búsqueda’ (‘National Treasure’, en inglés); nos hacía especial ilusión visitar ese museo.
Tras canjear nuestro PASS, nos dirigimos a la cubierta del hangar para contemplar todos los objetos del museo. Luego, recorrimos el resto de cubiertas deteniéndonos a veces en ciertas salas ya que algunos voluntarios (normalmente veteranos de guerra) ofrecían explicaciones interesantes sobre el funcionamiento del portaaviones y/o su historia. Ya en la cubierta de vuelo, vimos los objetos más preciados del museo: el avión espía A-12 Blackbird, el F-14 Tomcat, elAV-8A Harrier y el Concorde, el primer avión utilizado para el transporte de pasajeros que rompió la barrera del sonido.
Luego, bajamos para explorar el submarino Growler. Si bien no te recomendamos la visita al submarino si sufres claustrofobia, si lo hacemos para que puedas hacerte una idea de cómo vivían los marineros durante los meses de encierro subacuático cuando se encontraban de misión.
La siguiente atracción prevista para ese día consistía en realizar un paseo en barco alrededor de la isla de Manhattan. La compañía que realizaba estos paseos (Circle Line Sighsseeing Cruceros) se encontraba muy cerca de la ubicación del Intrepid, concretamente en el Pier 83, por lo que sólo tuvimos que caminar unos pasos hasta allí.
De todos los cruceros ofertados, elegimos el Crucero Best of NYC, que realizaba una vuelta completa a la isla en 2 horas y media, ya que así podríamos ver lugares de la Gran Manzana que no visitaríamos a pie. Canjeamos el PASS y en seguida realizamos el embarque.
A la hora establecida, el barco salió del muelle y comenzamos el viaje navegando en dirección sur por el río Hudson. Lo primero que divisamos, por el lado izquierdo, fue el Midtown, resaltando el Empire State y el Chrysler Building y, por el lado derecho, los rascacielos de Hoboken, en el estado de Nueva Jersey. Antes de tomar el East River dirección norte, obtuvimos una delas vistas más bonitas del paseo: el Downtown, con el One World Trade Center sobresaliendo entre el resto de edificios. A lo lejos también divisamos la Estatua de la Libertad. Luego pasamos por debajo de los puentes de Brooklyn, Manhattan y Williamsburg y, antes de llegar a la isla de Roosevelt, divisamos el edificio de Naciones Unidas. Seguidamente, tomamos el río Harlem para rodear el norte dela isla y vimos a lo lejos el Yankee Stadium, sede de los New York Yankees. Devuelta por el río Hudson, apareció ante nosotros el campus de la Universidad de Columbia, la institución de educación superior más antigua del estado de Nueva York.
Recomendamos que realices un crucero alrededor de la isla de Manhattan en tu viaje a Nueva York (solemos hacerlo cuando vamos a NYC). Si eres un apasionado de la fotografía como nosotros, obtendrás unas fotos preciosas del skyline de la ciudad…
Tras desembarcar, nos dirigimos andando a través de la 42 St. hasta el Theater District donde paramos para comer una hamburguesa en el famoso restaurante de comida rápida antes de continuar con nuestro recorrido.
Después de reponer fuerzas, continuamos caminando por la 42 St. en dirección Este hacia nuestros siguientes puntos del itinerario: Bryant Park y la New York Public Library.
Tras pasear por Bryant Park y hacer unas cuantas fotos, nos dirigimos ala New York Public Library. Teníamos ganas de visitar este lugar, entre otras cosas, porque sirvió de escenario en otra de nuestras películas preferidas: ‘El Día de Mañana’, que trata sobre las terribles catástrofes que se pueden desatar en el mundo como consecuencia del calentamiento global y el cambio climático.
Entramos y recorrimos el edificio, pero nos quedamos con las ganas de entrar en la famosa sala de lectura Rose Main Reading Room, que era la sala que utilizaron los actores de la película para refugiarse del drástico cambio climático, quemando los libros de sus estanterías… por aquel entonces estaban llevando a cabo en su interior labores de restauración y no permitían la entrada. Sin embargo, nos hizo gracia encontrar en su interior la cabina de teléfono desde la que Jake Gyllenhaal, mientras se inundaba la biblioteca, realizó una llamada a Dennis Quaid, su padre en la ficción…
Al salir de la biblioteca, nos desplazamos unos pasos más por la 42 St. hasta la estación de metro de GrandCentral-42 St. para subir al metro que nos acercaría al Downtown.
La visita al mirador del One World Observatory era el siguiente punto del itinerario y sólo tuvimos que realizar un pequeño paseo desde la parada de metro de Fulton St., caminando por un lateral del actual Oculus (por aquel entonces en construcción), y atravesar el 9/11 Memorial hasta la entrada al observatorio. Tras realizar las oportunas fotos al edificio desde abajo, estábamos listos para subir…
Tuvimos la suerte de realizar la visita al observatorio de este coloso(aunque no sería la última) tan sólo unos días después de su apertura al público en mayo de 2015. Las entradas las adquirimos en la propia web del observatorio, con antelación para ahorrar colas ya que, por aquel entonces, la visita a este mirador no estaba incluida en ningún PASS de Nueva York.
Si se tiene la suerte de subir solos en el ascensor, como fue nuestro caso (esto depende de las personas que accedan al observatorio en ese momento),el time-lapse, que se proyecta en las paredes del elevador, se disfruta mucho más ya que puedes moverte por el ascensor y/o tomar un vídeo durante la ascensión.
Tras los vídeos, estábamos en condiciones de visitar el observatorio por libre, disfrutar de las vistas y, por supuesto, hacer cientos de fotos: hacia el sur, del Distrito Financiero,
la Estatua de la Libertad y la isla de Governors Island; hacia abajo, en ángulo casi recto, del 9/11Memorial; hacia el sureste, en dirección al East River, de los puentes de Brooklyn, de Manhattan y de Williamsburg, con el distrito de Brooklyn extendiéndose en el horizonte por detrás; hacia el suroeste, del estado de Nueva Jersey, con varios rascacielos junto al río Hudson; y, por último, hacia el norte, de los edificios de Manhattan compitiendo por el espacio, con las agujas del Empire State Building o el Chrysler Building sobresaliendo entre la masa de edificios. También era posible realizar alguna actividad interactiva, tomar algo en el bar/restaurante e incluso comprar algún souvenir en la tienda dispuesta para ello, aunque nosotros no lo hicimos.
Cuando consideramos que ya nos habíamos empapado lo suficiente de las vistas de la Gran Manzana desde el observatorio, emprendimos la bajada para continuar con nuestro itinerario.
La siguiente parada en el itinerario de aquel día era el 9/11 Memorial & Museum. La visita, aunque triste y sobrecogedora, merece la pena. En general, todos los memoriales que hemos visitado en Estados Unidos (en posteriores viajes)impresionan y te provocan diferentes emociones.
Una vez realizadas las correspondientes fotos del lugar, nos dirigimos al museo, visita imprescindible para entender cómo cambió Nueva York ese fatídico 11 de septiembre de 2001.
La entrada al museo estaba incluida en nuestro PASS así que, tras canjearlo por la entrada y pasar el control de seguridad, realizamos la visita al museo… sin palabras. No queremos dedicar mucho tiempo explicando lo que pudimos ver o sentir al visitar el museo ya que de esta manera no tendrás ninguna idea preconcebida y podrás ver y sentir tú, en primera persona, lo que fue ese 11 de septiembre para Nueva York y para el mundo.
Después de tomar una pausa para comer, nuestra siguiente parada era Trinity Church. Desde el museo, tomamos la calle Liberty St. hasta su cruce con Broadway y continuamos la calle hasta el cruce de ésta con Wall Street.
Si bien el interés que suscita esta iglesia suele residir en que es una de las más antiguas de Nueva York o que sirvió como hospital de campaña durante el 11S, nuestro interés en visitar esta iglesia se basaba en que ésta sirvió de escenario para una de nuestras películas favoritas: ‘La Búsqueda’ (‘National Treasure’, en inglés) de la que ya hemos hablado anteriormente. En la película, bajo el suelo de la iglesia se encontraba uno delos tesoros templarios más grande jamás conocido… Además, hay una muy buena foto de la iglesia cruzando a la calle Wall Street ya que conseguimos un plano que contrasta un edificio muy antiguo entre edificios muy altos y modernos…
El día se tornó algo lluvioso cuando llegamos a estar frente al edificio de la Bolsa de Nueva York tras girar en la calle Broad St. pero, gracias a ello, cuando llegamos a la esquina del parque Bowling Green nos asombramos ya que ¡no había nadie alrededor del
Toro de Wall Street! Normalmente, y como pudimos comprobaren posteriores viajes, el sitio está tan concurrido que difícilmente puedes lograr una foto limpia de la estatua. Así que, aprovechamos y nos tomamos con calma la toma de fotografías para conseguir las que consideramos perfectas…
Ya que en ese/nuestro primer viaje a la Gran Manzana sólo disponíamos de 4 días para recorrer todos sus rincones, decidimos eliminar de nuestros itinerarios la visita a la Estatua de la Libertad de la manera convencional (conseguimos realizarlo en otros viajes) puesto que para realizar la visita tradicional a La Señora hay que dedicar prácticamente una mañana entera, entre viajes de ida y vuelta en ferry y la visita en sí tanto a la estatua como a Ellis Island. Por eso, y para no perdernos ese icono de la ciudad, cambiamos la visita tradicional por el recorrido de ida y vuelta en barco en el Staten Island Ferry.
Bajamos lo que quedaba de la calle Broadway y seguimos por Whitehall St. hasta llegar a la terminal del Staten Island Ferry.
Una vez subimos al barco, y ya que había dejado de llover, nos colocamos en la parte derecha (estribor) y subimos a la cubierta exterior ya que habíamos leído que los pasajeros de este lado eran los primeros en ver la Estatua de la Libertad. La ruta del ferry ofrecía vistas impresionantes de Lower Manhattan, Governors Island y de la Estatua de la Libertad y Ellis Island, que era lo que queríamos. También se podía ver Brooklyn Heights y algo del Puente de Brooklyn. Además, como el ferry tenía capacidad para unas 3000 personas, había suficiente espacio en la cubierta exterior para hacer buenas fotos de la estatua.
Llegamos de noche a Canal St., tras coger el metro en la estación de Whitehall St. cuando desembarcamos del ferry de vuelta, para nuestra visita fugaz a Chinatown y a Little Italy.
Al visitar la ciudad de los rascacielos sólo durante 4 días en esa/nuestra primera vez en Nueva York, no encontramos un hueco mayor en nuestro itinerario para pasear por las calles de estos dos barrios pero no queríamos perdernos el hecho de echarles un vistazo a todos aquellos carteles, con símbolos de la escritura del gigante asiático, colocados en los edificios del barrio chino y a la calle decorada con motivos rojos, blancos y verdes de la bandera italiana que se despliegan en la pequeña Italia. Además, aprovechando los precios de Chinatown (es un sitio ideal para adquirir souvenirs ), compramos unas sudaderas para combatir el frío húmedo de aquella noche.
Por último, tomamos el metro en Canal St. hasta la estación 34 St.-Herald Sq. para dirigimos a la última parada del itinerario: la subida al observatorio del Empire State Building. Al salir del metro, caminamos unos pasos dirección Este por la 34 St. y giramos a la derecha en la 5th Av. hasta toparnos con la entrada al rascacielos.
Nada más entrar al edificio, nos quedamos maravillados de su hall de entrada estilo art decó, típico de la arquitectura de pre-Segunda Guerra Mundial en Nueva York; nada tenía que ver con los recibidores de los otros dos observatorios que habíamos visitado. Tras hacer unas cuantas fotos, subimos las escaleras mecánicas hasta el control de seguridad.
Canjeamos nuestro PASS, válido para la entrada al observatorio del piso 86, y nos dirigimos al ascensor pasando por pequeñas exposiciones que contaban la historia del edificio y de la ciudad.
La plataforma de observación exterior rodeaba al chapitel del edificio y ofrecía unas vistas nocturnas 360º de toda la ciudad de Nueva York y más allá, si bien el frío que hacía arriba invitaba a ponerse la sudadera que habíamos comprado. Desde allí, pudimos tomar fotografías nocturnas únicas de: las calles de Nueva York iluminadas, Times Square, el edificio Chrysler, la 5th Av., el One World, la Estatua de la Libertad y mucho más. También, aprovechamos los potentes binoculares para observarlo todo más de cerca.
Cuando consideramos que ya habíamos realizado suficientes fotos desde el observatorio y, debido a que empezábamos a moquear por el frío, emprendimos la bajada y regresamos al hotel dando un paseo finalizando así nuestro segundo día completo en la Gran Manzana.