Llegamos al aeropuerto 2 horas antes de la salida de nuestro vuelo para facturar nuestro equipaje y obtener nuestras tarjetas de embarque. Luego, traspasar el control de seguridad, nos dirigimos a la puerta de embarque, que como ya es costumbre en nuestros viajes, ¡se encontraba situada al final del aeropuerto!
El vuelo directo de American Airlines con destino al aeropuerto JFK de Nueva York salía a la hora programada, por lo que 45 minutos antes, nos dieron permiso para embarcar... ¡Por fin íbamos a cruzar el charco!
Las cuatro primeras horas de viaje se pasaron bastante rápido: nos sirvieron la comida y un helado, vimos alguna que otra película y rellenamos el impreso de aduanas, por lo que estuvimos entretenidos; pero las otras cuatro restantes se hicieron bastante pesadas... No obstante, llegamos al aeropuerto puntuales, pasadas las2 de la tarde, hora de la costa este. Tras salir del avión, seguimos a la multitud hasta el primer control de seguridad.
Cuando llegamos al control de pasaportes, encontramos una enorme fila, al parecer nuestro aterrizaje había coincidido con el de varios aviones más...Tardamos casi 2 horas en llegar al puesto del policía...
El policía en cuestión nos tomó el pasaporte, las huellas dactilares y una foto y nos hizo las preguntas de rigor antes de devolvernos el pasaporte con un nuevo sello. ¡Nos libramos de pasar por el ‘cuartelillo’!
Luego, pasamos a la sala de recogida de equipaje facturado pero, como nos temíamos por haber tardado tanto tiempo en el control, la cinta que devolvía los equipajes de nuestro vuelo estaba vacía... ¡Nos iba a tocar reclamar la pérdida de nuestras maletas! Nos pusimos bastante nerviosos por si no nos las devolvían antes de viajar a México... Pero, de camino a la oficina de reclamación de equipajes, vimos una gran hilera de maletas dispuestas en el suelo: ¡todas las maletas de nuestro vuelo se encontraban allí y pudimos recuperar nuestras maletas!
Maletas en mano, nos dispusimos a pasar el último control. Facilitamos al agente de seguridad el formulario de aduanas que habíamos rellenado en el avión y por fin salimos de la terminal.
Nos dirigimos entonces al Ground Transportation, ya que en nuestra reserva se nos especificaba que allí nos esperaría el transportista que nos llevaría al hotel, con un cartelito con nuestro nombre. Sin embargo, aunque dimos varias vueltas por la sala, no encontramos a nadie... Entre la enorme cola, lo de las maletas y lo del transporte, ¡vaya recibimiento al continente americano estábamos teniendo! Llamamos a la agencia para comunicar que no había venido nadie a recogernos y, tras esperar un poco al teléfono, la señorita que nos atendió nos dijo que, como nuestro vuelo había tardado en salir, el transportista se había marchado a hacer otro desplazamiento pero que volvería a por nosotros en breve.
No habían pasado ni 10 minutos cuando un hombre preguntó por nuestro apellido...Nos identificamos y el hombre lo hizo como nuestro transportista. Se disculpó por haberse marchado y nos dijo que, para compensarnos, nos tenía preparado un detalle. Y cuál fue nuestra sorpresa que tras salir del aeropuerto ¡nos esperaba una flamante limusina para llevarnos al hotel! ¡Por fin la cosa empezaba a mejorar!
Transcurrida una hora más, llegamos a la puerta de nuestro hotel en Manhattan. Habíamos tardado más de lo esperado, pero al fin estábamos allí.
Subimos a la habitación, que encontramos algo anticuada aunque limpia, dejamos las maletas y nos refrescamos un poco para salir a comernos la ciudad e ir adelantando los itinerarios previstos para los siguientes días…
Salimos a la calle y enfrente de nosotros pudimos ver uno de los edificios más importantes de la ciudad: el Madison Square Garden.
Luego, no pudimos evitar entrar a echar un vistazo a la que es considerada la tienda más grande del mundo: la tienda Macy's de Herald Square. Estos grandes almacenes ordenados por departamentos son lo más parecido a nuestro El Corte Inglés...
Seguimos caminando por la 7th Ave. hasta llegar al cruce con la calle 42 St.,donde comienza el distrito de los teatros. Giramos a la izquierda y continuamos caminando por la 42 St., llegando a Grand Central al atardecer, localización de la película ‘Los Vengadores’. Cuando llegamos, nos sorprendió encontrar un gran grupo de gente apostada en el puente Park Av. Viaduct…Pensamos que probablemente estarían allí por el rodaje de una película o algo así; lo que no sería raro, ya que Grand Central ha servido de localización para infinidad de películas; consultamos en internet y vimos que no se trataba de nada de eso: ¡estaban allí porque querían disfrutar del Manhattanhenge! ¡Nuestra visita a Nueva York coincidía con este curioso fenómeno y nosotros sin saberlo!
Nos unimos a la multitud y no dejamos pasar la oportunidad de jugar con los contraluces realizando unas cuantas fotos del fenómeno… Luego, tras tomar fotos del famoso edificio Chrysler Building antes de que se hiciera de noche, entramos en la famosa estación.
Una vez dentro del edificio, nos dirigimos al vestíbulo principal, que habíamos visto en la película de ‘Men in Black’. Tomamos fotos del reloj de cuatro caras y de la enorme bandera americana colgada sobre una de las salidas de la terminal y subimos a uno de los balcones para contemplar el hall por completo y pasar un rato viendo caminar a los cientos de personas que cruzan la estación cada día…
Al salir de la estación, desandamos la 42 St. hasta su cruce con la 7th Av. y subimos la avenida hasta llegar a Times Square. En nuestro primer contacto con la plaza, nos maravillamos con los cientos de carteles luminosos que ocupaban todos los edificios de la zona… ¡Ni cerrando los ojos teníamos la sensación de que fuera de noche!
Aunque por fin estábamos en la ciudad que nunca duerme, tras el madrugón para ir al aeropuerto y las horas de vuelo, necesitábamos dormir...