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Diario de Viaje: Costa de California en 2 días

Jet lag Adictos • 16 de septiembre de 2019

(Parte V del Diario de Viaje: Ruta por la Costa Oeste de EEUU en 16 días)

Índice

  • Día 10: San Francisco – Silicon Valley – Santa Cruz – Monterey – Carmel-by-the-Sea– Big Sur – Morro Bay – San Luis Obispo.
  • Día 11: San Luis Obispo– Solvang – Santa Bárbara – Los Ángeles.

DÍA 10: San Francisco – Silicon Valley – Santa Cruz – Monterey – Carmel-by-the-Sea – Big Sur – Morro Bay – San Luis Obispo.

Tras hacer el check out y desayunar, tocaba despedirse de San Francisco para emprender rumbo hacia Los Ángeles pasando por los pueblos más bonitos de la Costa de California, pero antes, quisimos hacer una paradita para despedirnos de la Ciudad junto a la Bahía como se merecía, visitando el famosísimo Golden Gate Bridge. 

Tras acoplar las maletas en el coche, nos dirigimos hacia el Golden Gate Bridge...

 

Aparcamos el coche en el mirador de Battery East y nos pusimos como locos a fotografiar el emblemático puente de color rojo. ¡Indispensable!

Nuestro paso, aunque fugaz, por San Francisco nos había encantado y nos quedamos con ganas de más... ¡Hasta siempre San Francisco!

 

Desde allí, pusimos rumbo a Los Ángeles por la Costa de California...

 

Para unir las ciudades de San Francisco y Los Ángeles hay varias rutas. Si quieres unirlas de la forma más eficiente y en el menor tiempo posible, deberás tomar la ruta más rápida: la interestatal I-5, que cruza el estado de California por el interior. Sin embargo, la ruta más recomendada en términos turísticos es la ruta que va pegada a la costa que, si bien, no es ni de lejos la ruta más rápida, las playas y los paisajes escarpados de la costa del Pacífico y la posibilidad de visitar algunos de sus preciosos pueblos, hacen que sea la ruta más bonita e impresionante para el viajero. Esta ruta es la carretera estatal CA-1, también conocida como Pacific Coast Highway, una carretera escénica de doble sentido, con unos 800 Km de longitud entre San Francisco y Los Ángeles y que es la ruta que elegimos nosotros en nuestro viaje para unir esas dos ciudades. Hay quien dice que es mejor recorrerla de norte a sur, como nosotros, porque así se conduce por el sentido pegado al mar, pero noes una cuestión importante.

 

Lo que sí es cierto es que es posible recorrer esa distancia de la Pacific Coast Highway en un sólo tramo, pero sería agotador (más de 8 horas de viaje) y haría que te perdieras muchos lugares interesantes. Lo más recomendable es dividirla en al menos 2 tramos y pernoctar aproximadamente a mitad de camino. Tomando ese consejo, nosotros dividimos la ruta por la costa de California en 2 tramos: el primero, desde San Francisco a San Luis Obispo, que se sitúa en mitad de la ruta y donde haríamos noche y, el segundo, desde San Luis Obispo a Los Ángeles. Por tanto, en el primer tramo haríamos unos 470 Km y en el segundo tramo poco más de 300 Km.

 

Así, nuestra primera parada, antes de tomar la carretera panorámica Pacific Coast Highway, era Silicon Valley, al sur de San Francisco.

 

Silicon Valley (Valle de Silicio en español), debe su nombre a los fabricantes de silicio que antaño poblaban el área, sin embargo, hoy en día, entenderás que su nombre es sinónimo de empresas tecnológicas, de innovación y start-ups... En realidad Silicon Valley no es una ciudad, es un conjunto de ciudades que se extienden desde Menlo Park hasta San José, por lo que para recorrer la zona y visitar buena parte de esas empresas tecnológicas puedes necesitar algo de tiempo... Para no demorarnos mucho, nosotros decidimos acotar algo nuestra visita visitando únicamente dos lugares: la que está considerada como una de las diez mejores universidades del mundo, la Universidad de Stanford y la mítica Googleplex, la sede del gigante tecnológico Google, y que habíamos visto en la divertida película ‘Becarios’.

 

La Universidad de Stanford, situada a unos 57 Km al sureste de San Francisco, cerca de Palo Alto, fue nuestra primera parada dentro del Valle del  Silicio. Nos resultaba interesante, no sólo por su lado más geek, pues de esta universidad salen algunas de las mentes más brillantes de las tecnologías y muchos futuros trabajadores de Silicon Valley, sino también por su precioso campus.

 

Al acceder al campus nos encontramos con que los visitantes no tenían permitido aparcar dentro él, por lo que Borja tuvo que quedarse dentro del coche, por si acaso, mientras nosotros tres recorríamos sus instalaciones sacando fotos...

 

Paseamos entre los arcos de la Main Quad, una plaza abierta en la que los12 edificios originales del campus se unen con la Main Church, una iglesia con una impresionante fachada repleta de mosaicos y vidrieras. La arquitectura dela plaza te recordará a las misiones españolas.

 

También fotografiamos el icono del campus, la Hoover Tower, que con sus87 metros de altura, albergaba diferentes instituciones como, por ejemplo, la biblioteca universitaria.

 

Luego, después de conducir unos minutos, llegamos a Googleplex... Aunque no íbamos a poder realizar un tour por el interior de las oficinas (no es posible a no ser que seas invitado por uno de los trabajadores del complejo), el exterior sí que está abierto al público y no queríamos perder la oportunidad de pasear por ese campus, que encarnaba como ningún otro la utopía de las empresas tecnológicas del valle.

 

Lo primero que vimos fueron las famosas bicicletas con los colores de la compañía y que los trabajadores utilizan para desplazarse por los edificios del campus... Luego, nos dirigimos al Android Lawn, un jardín formado por esculturas gigantes que representan los iconos de las versiones de Android. ¡Nos hicimos unas fotos muy divertidas! Para terminar, nos dirigimos ala tienda de recuerdos...

En dirección suroeste, recorrimos la distancia que separaba Silicon Valley del primer pueblo pegado a la Pacific Coast Highway que íbamos a visitar: Santa Cruz, que se encuentra en el extremo norte de la bahía de Monterey, a unos 120 Km de San Francisco.

 

Al llegar a este pueblo surfero californiano nos dirigimos al muelle junto a la playa para fotografiar su mayor punto de interés: el parque de atracciones junto al mar más antiguo de la Costa Oeste, el Santa Cruz Beach Boardwalk. Así pudimos obtener una de las instantáneas más famosas de California... Después, paseamos por el parque de atracciones y el paseo marítimo... Nos encantó el ambiente que se respiraba allí, con multitud de familias y jóvenes disfrutando de las atracciones y tomando el sol en la arena de la playa.

Continuamos la ruta ya por la Pacific Coast Highway en dirección sur bordeando la bahía hasta nuestra siguiente parada, el pueblo de Monterey.

 

Al llegar a ese pueblo costero debíamos decidir entre visitar su famoso acuario, el Monterey Bay Aquarium, o su legendario circuito de velocidad, Laguna Seca. Nos decantamos por lo segundo porque somos unos apasionados del motociclismo; así que tuvimos que adentrarnos hacia el interior unos 15 minutos por la CA-68.

 

El acceso al circuito nos resultó gratuito y, además, tuvimos la suerte de ver algunos coches rodar por la legendaria pista. Rodeando parte del circuito, llegamos a su curva más salvaje: el mítico Sacacorchos (o Corkscrew, en inglés). Fue increíble poder ver como los coches superaban cuesta abajo esa parte del trazado (que tiene un desnivel de 33 metros de altura en unos 130 metros de pista, equivalente a un edificio de 10 pisos)... Nos hubiera encantado poder ver a Marc Márquez y Valentino Rossi disputándose un puesto...

 

Montamos de nuevo en el coche para dirigirnos a nuestro siguiente destino: Carmel-by-the-Sea; así que desandamos la CA-68 y retomamos la Pacific Coast Highway.

 

Carmel-by-the-Sea es un pueblo muy pintoresco... Nació como centro de playa en la década de 1880, aunque la niebla es algo habitual, y enseguida atrajo a artistas y personas adineradas, por lo que es normal encontrar galerías de arte en el centro y tiendas de lujo... Otra curiosidad de este pueblo es que el famoso actor Clint Eastwood fue su alcalde en los 80'... Sin embargo, lo más recomendable al visitar el pueblo es huir de las calles comerciales del centro y adentrarse en los barrios arbolados en busca de viviendas peculiares; y es que en este pueblo puedes encontrar casitas de cuento, como las que vimos nosotros en Torres St., entre las avenidas 5th Av. y 6th Av., y la casa con forma de barco y hecha con piedras de ríos de la zona y partes recuperadas de navíos en la Guadalupe St., cerca de la 6th Av.

 
Desde allí, nos dirigimos por la Pacific Coast Highway hacia el
Big Sur, una preciosa región encajada entre las montañas de Santa Lucía y el océano Pacífico, con varios parques estatales.

 

A unos 25 Km de Carmel encontramos el primer punto de interés de este territorio: el Bixby Bridge. Aparcamos en el mirador y fotografiamos ese impresionante puente, uno de los puentes de un solo arco más alto del mundo...

Después de conducir casi otros 40 Km y de realizar una parada para comer en uno de los restaurantes que encontramos por la carretera, llegamos a uno de los parques estatales de la zona, el Julia Pfeiffer Burns State Park, donde paramos a contemplar el icono del Big Sur, la cascada de McWay, donde el agua caía en picado sobre la playa desde una altura de 24 metros por acantilados de granito.

 

Al anochecer llegamos a Morro Bay, tras algo más de 2 horas de camino, pero aún así pudimos ver uno de los reclamos turísticos más importantes del lugar, la Morro Rock, un pico volcánico que sobresale del suelo oceánico y que es parte de las Nine Sisters, una cadena de 21 millones de años de antigüedad que se extiende hasta San Luis Obispo.

 

Finalmente, alcanzamos San Luis Obispo, donde habíamos reservado una noche de hotel.

 

Hicimos el check in y fuimos a las habitaciones a descansar del largo viaje.


DÍA 11: San Luis Obispo – Solvang – Santa Bárbara – Los Ángeles.

Tras hacer el check out, tocaba realizar el segundo tramo de la ruta por la Pacific Coast Highway de camino a Los Ángeles visitando los pueblos más bonitos de la Costa de California.

Antes de partir, nos dispusimos a visitar los puntos de interés de San Luis Obispo.

 

En primer lugar, fuimos a visitar el lugar más curioso del pueblo, el Bubblegum Alley, un callejón situado a la altura del número 700 de Higuera St., que tiene sus paredes cubiertas por miles de chicles mascados. Sin comentarios... Caminando unos pasos, llegamos a Mission Plaza, una preciosa plaza rectangular rodeada por edificios de adobe restaurados y fuentes, con vistas al arroyo que atravesaba el centro del pueblo. Allí también pudimos contemplar el Moon Tree, una secuoya nacida de una semilla que viajó a bordo del Apollo 14. Finalmente, nos desplazamos a la calle paralela, Palm St., para encontrar la iglesia de la Misión de San Luis Obispo de Tolosa.

Vistos los lugares más destacados de San Luis Obispo, montamos en el coche y tomamos de nuevo la Pacific Coast Highway, que por ese territorio tendía un poco hacia el interior.

 

Tomamos el desvío de la CA-135 para conectar con la US-101 y finalmente el desvío de la CA-246 para llegar a Solvang, a donde llegamos una hora y media después.

 

Solvang, fundado en 1911 por daneses, nos pareció el pueblo con más encanto de la costa californiana y es que la arquitectura de todos los edificios reflejaba el estilo tradicional de Dinamarca, por lo que parecía que estábamos visitando una población del país escandinavo, aunque estábamos en plena California... Incluso nos encontramos con una réplica de la famosa Sirenita de Copenhague.

Aprovechamos también nuestro paso por Solvang para almorzar un rico bocadillo, pues no habíamos tomado nada para desayunar...

 

Luego, en poco menos de una hora por la Pacific Coast Highway, que se solapaba con la US-101, llegamos al último pueblo importante antes de llegar a Los Ángeles, Santa Bárbara.

 

Aparcamos el coche y nos dispusimos a visitar el primer punto de interés de la localidad, el muelle en activo más antiguo de la Costa Oeste: el Stearns Wharf, donde desde su irregular firme de madera pudimos fotografiar también la preciosa silueta de Santa Bárbara... Luego, movimos el coche hasta la reina de las misiones de California, la Misión de Santa Bárbara, que presidía la localidad desde una colina...

 

Elena y Benja volvían a Madrid esa misma tarde así que, sin detenernos mucho más, pues aún nos faltaba una hora y media hasta el aeropuerto de Los Ángeles, tomamos de nuevo la carretera...

 

Debido a los atascos que volvimos a encontrar en la zona del aeropuerto, y para que llegasen a tiempo a su vuelo, decidimos dejarles en la oficina de alquiler donde debíamos devolver el coche para que pudieran tomar la lanzadera hacia el aeropuerto...

 

Como a partir de entonces íbamos a continuar solos, no tenía mucho sentido seguir con un 7 plazas así que, tras despedirnos de nuestros amigos, nos dispusimos a cambiar el coche que nos había llevado por tantos sitios por el nuevo coche que nos iba a acompañar a partir de entonces. ¿Adivinas que coche escogimos? ¡Pues sí: un flamante Ford Mustang! Y es que, ese Mustang amarillo, que habíamos alquilado en nuestro anterior viaje a Nueva York para ir a Washington D.C. nos había encantado...

 

En este caso nos alquilaron un Ford Mustang descapotable de color plata...

 

Ya con nuestro nuevo coche y antes de ir al hotel a dejar las maletas, hicimos una parada técnica para comer en un restaurante de nuestra cadena favorita que encontramos cerca del aeropuerto.

 

Habíamos reservado el mismo hotel de Torrance donde habíamos dormido los primeros días de nuestro viaje así que, una vez que repusimos fuerzas, condujimos hasta allí.

 

Tras hacer el check in y dejar las maletas, nos dispusimos a visitar otro lugar de interés de los alrededores de Los Ángeles, concretamente la localidad de Venice, el rincón más italiano de la zona de la Ciudad de las Estrellas.

Como se puede deducir de su nombre, Venice quiso imitar una de las ciudades italianas más famosas: Venecia; así que, en este viaje, esa iba a ser la segunda vez que visitaríamos la ciudad italiana fuera del continente europeo, después de haber estado en Las Vegas...

 

Para empezar, nos dirigimos a uno de los lugares imprescindibles para ver en esta localidad: sus canales.

 

Una vez aceptado que, por desgracia, probablemente nunca íbamos a poder tener una casita de esas que tenían acceso a los canales aunque ahorráramos, nos dispusimos a recorrer la zona, porque mirar todavía era gratis... La verdad es que la zona era preciosa y las fotografías que obtuvimos fueron auténticas postales...

Cayendo la tarde, llegamos a la playa de Venice Beach. Pasamos un buen rato andando por su paseo marítimo, el Venice Boardwalk, siempre abarrotado y lleno de tiendas... También pudimos ver su famoso Skate Park y su improvisado gimnasio, Muscle Beach, donde Arnold Schwarzenegger alcanzó la fama...

 

Cuando se hizo de noche, volvimos a Torrance para cenar y regresar al hotel a descansar porque al día siguiente nos esperaban emociones fuertes: el Disneyland Resort.

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