Cuando uno pasea por Roma es inevitable fijarse en los obeliscos egipcios que hay repartidos por toda la ciudad, y es que lo cierto es que Roma es hoy la capital del mundo que tiene más obeliscos. ¿Que por qué hay tantos obeliscos en Roma? Pues probablemente porque los obeliscos son monumentos que cautivan a cualquier observador gracias a: sus dimensiones, su verticalidad y su tendencia a ser monumentales; tanto es así que fueron los romanos los que, en el pasado, en su afán de conquistar el mundo, trajeron a Roma algunos de estos monumentos de Egipto como trofeos tras algunas conquistas utilizándolos para decorar templos, circos y mausoleos… Luego, los obeliscos pasaron a ser símbolos de poder de los papas, que los cristianizaron colocándoles un orbe y una cruz en su parte superior…
Resumiendo, en Roma hay un total de 17 obeliscos, 13 de ellos egipcios, aunque sólo 8 provienen del Antiguo Egipto, pues los otros 5 son copias realizadas en la época romana. Los otros 4 son obeliscos modernos. Seguro que no te será posible visitarlos todos pero en este artículo queremos repasarlos para que decidas cuales de ellos quieres admirar. Así que toma nota y ¡aprovecha bien tu viaje a La Ciudad Eterna!
Para empezar, en este mapa encontrarás marcados todos los obeliscos de Roma de los que hablaremos a continuación.
Empezaremos por los obeliscos egipcios pues se dice que si se han visto los trece obeliscos de la ciudad es que se han visitado las trece plazas más importantes de Roma… De esos 13, los obeliscos originales de Egipto son, por orden alfabético:
El Obelisco del Vaticano se encuentra hoy en día en la Piazza San Pietro, dentro de los muros de la Ciudad del Vaticano. Originalmente estuvo delante de la torre del Templo del Sol en Heliópolis y fue el emperador Calígula en el año 37 d.C. quien lo trasladó a Roma para erigirlo en el circo. Más tarde, este obelisco sería testigo del martirio de muchos cristianos, como San Pedro, bajo el mandato del emperador Nerón… Fue el papa Sixto V quien mandó trasladarlo a su emplazamiento actual en 1586 para celebrar el triunfo de la iglesia cristiana frente al paganismo y quien lo cristianizó con una inscripción, los símbolos del escudo de armas del papa y una cruz de bronce…
De los obeliscos egipcios, éste es el segundo más alto después del Obelisco Lateranense, del que hablaremos más adelante, con más de 25 metros de altura y 330 toneladas de peso. Como curiosidad, es el único obelisco que no posee inscripciones ni jeroglíficos egipcios.
Desde que en 1817 se cambiara parte del pavimento de la Piazza San Pietro para incrustar una rosa de los vientos y una meridiana, el obelisco se convirtió en un gnomon: la sombra que proyecta el obelisco señala, al mediodía, los signos del zodiaco y sobre los dos discos a los lados se observan los dos solsticios, el de invierno y el de verano.
Con una altura de unos 9 metros, el Obelisco Dogali se encuentra actualmente frente a la Piazza della Repubblica, muy cerca de la estación de Termini. Originalmente era uno de un par en Heliópolis (el otro está hoy en los jardines de Boboli en Florencia) y fue trasladado al Templo de Isis en Roma. En 1924 fue trasladado a su emplazamiento actual para conmemorar la batalla de Dogali.
Situado actualmente en la Piazza del Popolo y muy popular gracias a su aparición en la película ‘El Código Da Vinci’, el Obelisco Flaminio fue el primer obelisco traído a Roma desde Egipto junto al Obelisco Solare (del que hablaremos más a continuación), pues se colocó en el Circo Máximo en el año 10 a.C.. Posteriormente, el Papa Sixto V lo trasladó a su ubicación actual en 1589.
Con una altura de 24 metros, en 1818 le fueron añadidas las esculturas con fuentes en forma de león situadas en su base.
El Obelisco Lateranense es el más antiguo y alto de todos los obeliscos que se conservan en la Ciudad Eterna, con más de 32 metros de altura. De la época de Tutmosis IV, en origen fue colocado en el Circo Máximo y actualmente se encuentra en la Piazza di San Giovanni in Laterano, en uno de los laterales de la Basílica homónima.
Trasladado por el papa Clemente XI en 1711 a su ubicación actual sobre una fuente de Filippo Barigioni en la Piazza della Rotonda y frente al Panteón, el Obelisco Macuteo, con más de 6 metros de altura, era uno de una pareja de obeliscos situados en el Templo de Ra en Heliópolis. En su origen, fue trasladado al Templo de Isis cerca de la Iglesia de Santa Maria Sopra Minerva. También fue colocado al este de la Iglesia de Santa Maria in Aracoeli, junto a la Piazza del Campidoglio…
El hermano del Obelisco Macuteo, con casi 3 metros de altura, es el obelisco más pequeño de Roma y el único que no se encuentra situado en una plaza pública, pues se encuentra erigido en Villa Celimontana.
El Obelisco Minerveo, localizado en la Piazza della Minerva y de poco más de 5 metros de altura, es el obelisco más curioso de todos los que se encuentran en Roma pues, construido en granito rojo, se encuentra situado sobre una base en forma de elefante diseñada por Gian Lorenzo Bernini.
Proveniente de Heliópolis, el Obelisco Solare posee una altura de casi 22 metros. Fue el emperador Augusto quien lo trajo a Roma en el año 10 a. C. junto con el Obelisco Flaminio para formar el gnomon de un reloj solar situado en el Campo de Marte. El papa Pío VI fue quien lo redescubrío y lo volvió a erigir en su emplazamiento actual, en la Piazza di Monte Citorio, frente al palacio homónimo en 1792.
Las otras 5 copias romanas son, por orden alfabético:
El Obelisco Agonale fue mandado construir por el emperador Domiciano copiando el estilo egipcio. Fue originalmente erigido en el Templo de Serapis y fue en 1651 cuando el Papa Inocencio X encargó a Gian Lorenzo Bernini su restauración, colocándolo en la Piazza Navona sobre la Fontana dei Quattro Fiumi.
Con casi 15 metros de altura, el Obelisco Esquilino es pareja del Obelisco Quirinale. Ambos se situaban en el mausoleo del Emperador Augusto pero cada uno fue emplazado posteriormente en lugares diferentes: el Obelisco Esquilino, del que tratamos ahora, fue llevado por el papa Pío VI a la Piazza dell’Esquilino, frente a la Basílica de Santa Maria Maggiore, donde se sitúa actualmente.
El Obelisco Pinciano fue encargado por el emperador Adriano y erigido en Tívoli para la tumba de Antínoo. Trasladado a Roma para decorar el Circo Variano, fue posteriormente trasladado al Palacio Barberini, luego al Vaticano y finalmente erigido en la colina Pinciana, en la Piazza Bucarest, por el papa Pío VII en 1822, donde se encuentra en la actualidad.
Con casi 15 metros de altura, el Obelisco Quirinale es pareja del Obelisco Esquilino. Ambos se situaban en el mausoleo del Emperador Augusto pero cada uno fue emplazado posteriormente en lugares diferentes: el Obelisco Quirinale, del que tratamos ahora, fue llevado por el papa Pío VI a la Piazza Quirinale, frente a la actual residencia del presidente de Italia, el Palazzo del Quirinale y junto a la Fontana dei Dioscuri.
El Obelisco Salustiano es una copia, aunque de menor tamaño (no llega a los 14 metros de altura), del Obelisco Flaminio. El Papa Pío VI en 1789 ordenó erigirlo en su localización actual, delante de la Iglesia de la Trinidad del Monte, en lo alto de la escalinata de Piazza di Spagna.
Para terminar, repasaremos los 4 obeliscos modernos de la ciudad de Roma, que son, por orden alfabético:
El Obelisco del Foro Itálico se localiza en el foro homónimo construido como complejo deportivo e inspirado en el Foro Romano de la Edad Imperial. Fue construido en mármol de Carrara en 1932 y dedicado a Benito Mussolini.
El Obelisco Marconi, de 1959, está situado en el centro del barrio de EUR. Dedicado a Guglielmo Marconi, este obelisco de 45 metros de altura, fue construido en mármol blanco para los Juegos Olímpicos de 1960.
El Obelisco Villa Médici es una copia del original del siglo XIX, que se encontró en los jardines de Villa Médici y que fue llevado a Florencia.
Este obelisco, situado en la Villa Torlonia, fue realizado en granito de Baveno en 1842.