Varadero, localizada en la estrecha península de Hicacos, es uno de los destinos más atractivos de Cuba, por eso cuenta con una amplia oferta hotelera en la que está fuertemente instaurado el sistema de Todo Incluido... De entre toda esa oferta hotelera, durante nuestra estancia en esas tierras caribeñas, elegimos el Meliá Península Varadero, un hotel 5 estrellas con ese sistema de comidas, que no nos decepcionó... A continuación, te contamos todo sobre nuestra estancia allí, un hotel de 10 para visitar Varadero.
Meliá Península Varadero se encontraba en el corazón de Varadero, en una zona de reserva ecológica y en primerísima línea de playa.
El trayecto al hotel desde el Aeropuerto Internacional de La Habana nos llevó poco más de dos horas y media.
Los huéspedes del Meliá Península Varadero podíamos aprovecharnos de sus piscinas, restaurantes, instalaciones y servicios. Todo estaba incluido: piscina principal con pool bar y otra para niños con toboganes, restaurantes buffet y 4 a la carta, un sinfín de bares, un complejo deportivo y un teatro para la celebración de espectáculos.
Para desplazarnos por el complejo podíamos caminar por diferentes senderos ecológicos o utilizar los típicos carritos de golf con conductor que hacían un recorrido entre el lobby del hotel, el centro deportivo y las piscinas y que, además, servían para llegar a las villas donde se encontraban las habitaciones.
Las habitaciones del hotel se encontraban distribuidas en diferentes villas de tres alturas.
Las villas disponían de diferentes tipos de habitaciones: Clásica, Familiar, Premium, Junior Suite Familiar y Grand Suite, ideales para satisfacer a cada viajero. Nosotros nos alojamos en una habitación Clásica, amplísima y en la que destacaban: una cama king enoooorme, una pequeña sala de estar, un vestidor y un baño amplísimo con ducha... El resto de habitaciones mejoraban aún más la estancia añadiendo: terraza, un salón independiente, baños adicionales, …; pero para nosotros la Clásica era suficiente...
Meliá Península Varadero tenía acceso directo a una playa de gran extensión, de arena blanca coralina finísima y aguas cálidas de un color azul precioso... Disponía de dos zonas bien diferenciadas: una para baño y otra para deportes acuáticos; y en la arena no faltaban las hamacas y sombrillas.
En Meliá Península Varadero no había tiempo para el aburrimiento pues el equipo de animación del resort tenía programado un completo programa diurno de actividades deportivas y de entretenimiento en la playa y piscina, diseñado para satisfacer a cada huésped. Entre estas actividades destacaban: clases de baile, juegos deportivos, clases de coctelería, trivial, bingo o concursos. Por otra parte, todos los días se celebraba alguna fiesta... Además de todo ello, también podíamos acceder a otras actividades de pago como Excursiones en Catamarán, o Barcas a pedales, ...
Para los niños se ofrecían actividades lúdicas en los club de actividades del resort.
Tras las cenas, también podíamos: asistir a los espectáculos teatrales que tenían lugar en el teatro, escuchar música en directo mientras tomábamos una copa en el bar del vestíbulo o dar una vuelta por el mercadillo de artesanía local.
Durante nuestra estancia pudimos probar diferentes restaurantes show cooking tipo buffet en cada una de las tres comidas (desayuno, comida y cena) y en las cenas podíamos acceder también a uno de los 4 restaurantes a la carta temáticos…
Tampoco teníamos que agobiarnos por los horarios pues en el resort había restaurantes abiertos las 24 horas del día.
En Meliá Península Varadero lo tenían todo pensado para que el huésped se sintiese cómodo y no tuviera que preocuparse por nada... ni siquiera por las toallas para la playa y la piscina: al llegar al hotel recibimos una tarjeta para canjear cada día por dichas toallas...