Túnez es uno de los países más atractivos de África y principalmente es visitado por europeos que buscan unas vacaciones culturales sin tener que renunciar al sol y a la playa; por eso, cuenta con una amplia oferta hotelera en la que está fuertemente instaurado el sistema de Todo Incluido... De entre toda esa oferta hotelera, durante nuestra estancia en esas tierras africanas, elegimos el Iberostar Averroes, un hotel 4 estrellas con ese sistema de comidas, que no nos decepcionó... A continuación, te contamos todo sobre nuestra estancia allí, un hotel de 10 para visitar Túnez.
Iberostar Averroes se encontraba a orillas del Mar Mediterráneo, en primera línea de la kilométrica playa de Hammamet.
El trayecto al hotel desde el Aeropuerto Internacional de Túnez-Cartago nos llevó poco más de una hora.
Los huéspedes del Iberostar Averroes podíamos disfrutar de la arquitectura mediterránea cuajada de elementos locales del hotel y aprovecharnos de sus 30.000 m2 de jardines y palmerales, de una gran piscina exterior y de una climatizada y una gran selección de restaurantes e instalaciones. Todo estaba incluido: piscina exterior con hidromasaje y pool bar, un restaurante buffet y uno a la carta, dos bares, un complejo deportivo y un spa.
Las habitaciones del hotel se encontraban distribuidas en un único edificio de tres alturas.
El hotel disponía de diferentes tipos de habitaciones: Dobles (con vistas al jardín o al mar, comunicadas o no), Familiares, Junior Suites y Suites Superiores, ideales para satisfacer a cada viajero. Nosotros nos alojamos en una habitación Doble, comunicada, amplísima y en la que destacaban: una cama king enoooorme, un balcón con vistas a los jardines y un baño completo con todas las comodidades... El resto de habitaciones mejoraban aún más la estancia añadiendo: sala de estar, sofá cama o piscina privada; pero para nosotros la Doble comunicada era suficiente...
Iberostar Averroes tenía acceso directo a la kilométrica playa de Hammamet, de arena finísima y de un color turquesa precioso... Y en la arena no faltaban las hamacas y sombrillas.
En Iberostar Averroes no había tiempo para el aburrimiento pues el equipo de animación del resort tenía programado un completo programa diurno de actividades deportivas y de entretenimiento en la playa y piscina, diseñado para satisfacer a cada huésped. Entre estas actividades destacaban: clases de baile, juegos deportivos, clases de coctelería, trivial, bingo o concursos.
Para los niños se ofrecían actividades lúdicas en los club de actividades del resort: el Monkey Star Camp (4-7 años), el Dolphin Star Camp (8-12 años) y el Eagle Star Camp (13-17 años).
Tras las cenas, también podíamos asistir a la discoteca improvisada en el bar del vestíbulo mientras tomábamos una copa o compartir una shisha en un reservado.
Durante nuestra estancia pudimos probar el restaurante show cooking tipo buffet en cada una de las tres comidas (desayuno, comida y cena) y en las cena podíamos acceder también al restaurante a la carta temático…
Tampoco teníamos que agobiarnos por los horarios pues en el resort había comida prácticamente las 24 horas del día.
En Iberostar Averroes lo tenían todo pensado para que el huésped se sintiese cómodo y no tuviera que preocuparse por nada... ni siquiera por las toallas para la playa y la piscina o el cambio de divisas.