Llevábamos algún tiempo queriendo viajar fuera de España y que nos sorprendieran paisajes, culturas y gastronomías diferentes… Así que, en cuanto dejamos atrás los estudios y nuestros respectivos trabajos nos permitieron ahorrar un poco, empezamos a planear nuestro primer gran viaje juntos y nuestra primera experiencia en avión…
Eso sí, no teníamos nada claro dónde ir… Todo nos llamaba la atención… Teníamos claro que queríamos disfrutar de sol y de playa, pero también soñábamos con visitar lugares y empaparnos de cultura… Al final, encontramos un destino que, si bien al principio no entraba en nuestras cábalas, nos enamoró: Túnez… Oasis de palmeras, desiertos que parecían sacados de otro planeta, playas de azules infinitos, paisajes de ensueño, zonas arqueológicas… Túnez nos ofrecía todo eso y más, sin tener que pasar horas y horas en avión (que por aquel entonces, valorábamos) y a un precio bastante asequible… Así que convencimos a Sandra y José Ramón, una pareja amiga nuestra, para que nos acompañara a ese país del norte de África en nuestro primer gran viaje...
Después de realizar una búsqueda exhaustiva en internet para encontrar nuestro viaje ideal, nos decantamos por contratarlo todo a través de una agencia de viajes, ya que obteníamos mejor precio que contratándolo todo por separado o en otras agencias...
Esto fue lo que contratamos:
Túnez en una semana. Del 23 al 30 de Marzo de 2012. Precio total (2 personas): 670 €.
o Madrid (MAD) – Túnez-Cartago (TUN).
o Túnez-Cartago (TUN) – Madrid (MAD).
o 1 Maleta facturada/persona incluida en los dos trayectos.
o Aeropuerto Túnez-Cartago (TUN) – Hotel en Yasmine Hammamet.
o Hotel en Yasmine Hammamet – Aeropuerto Túnez-Cartago (TUN).
Preparativos.
Día 0: Madrid – Yasmine Hammamet.
Días 1-4: Disfrutando de Yasmine Hammamet.
Día 5: Yasmine Hammamet – El Djem – Matmata – Douz.
Día 6: Douz – Chott El Djerid – Chebika – Tamerza – Tozeur – Kairouan – Yasmine Hammamet.
Día 7: Yasmine Hammamet – Madrid.
La recepcionista nos realizó el check in y nos explicó sobre un mapa donde se encontraba nuestra habitación... También nos colocó: la pulserita que nos iba a permitir disfrutar del todo incluido y nos informó de los horarios de las comidas…
¡Exquisito! Esa es la palabra que definía el desayuno que saboreamos aquel día…
Tras el desayuno, nos dirigimos al lobby pues nos habíamos citado con el encargado de las excursiones de nuestra agencia de viajes… Una vez allí con él y, después de evaluar distintas opciones, nos decantamos por reservar un gran tour de 2 días de duración que nos permitiría conocer prácticamente el país al completo y que incluía comida y bebida, así como una noche de alojamiento en un hotel de 4 estrellas en Douz, puerta de entrada al Sahara (90 € / persona)…
Como habíamos reservado la excursión para el Miércoles siguiente a nuestra llegada, los siguientes 4 días los pasamos casi por completo en el hotel exprimiendo al máximo sus instalaciones… Disfrutamos, casi para nosotros solos, de su piscina cubierta y, aunque no era un marzo demasiado caluroso, accedimos a la playa a través del acceso directo del hotel y probamos la piscina principal y su pool bar; relajamos cuerpo y mente en el baño turco del spa; accedimos a las instalaciones deportivas y jugamos alguna partidita que otra al tenis y al ping-pong; paseamos por los jardines y palmerales del resort; participamos de algunas de las actividades de animación y asistimos a algunas fiestas nocturnas; accedimos a uno de los reservados del hotel para compartir una
shisha; gozamos de un buen servicio de restauración con comida internacional tipo buffet en cada uno de los servicios de comida (aunque igualmente saboreamos la rica gastronomía local) y, también, salimos del hotel para degustar una cena temática a la carta en otro de los hoteles que la cadena tenía repartidos por los alrededores…
Además, uno de los días, aprovechamos para escapar a la
Medina de Yasmine Hammamet, que se encontraba pegada al mar… Recorrimos su bazar en busca de souvenirs, poniendo a prueba, además, nuestros dones para el regateo…
Aquel día tomamos un desayuno algo más ligero en el buffet del hotel, pues habíamos quedado con el guía de la excursión en el
lobby
de nuestro hotel a las 7 de la mañana para realizar el gran tour por Túnez, con el que pretendíamos ver los lugares más mágicos del país.
Nuestro guía, un tunecino con raíces españolas que se nos presentó de manera jocosa como Ali Babá, acudió a la hora prevista y, tras montar en el autocar y recoger a algunos turistas más (todos de habla hispana), comenzamos la excursión.
Dejamos atrás la gobernación de Susa, a la que pertenecía nuestro hotel, y atravesamos las gobernaciones de Monastir y Mahdia aprendiendo, gracias a nuestro guía, datos curiosos e históricos del país así como de los acontecimientos producidos en Túnez meses atrás durante la Primavera Árabe… Después de 2 horas en el bus, llegamos a nuestro primer destino: el Anfiteatro de El Djem.
Empezamos nuestra visita contemplando y aprendiendo acerca del mayor anfiteatro romano de África desde fuera… ¡Era impresionante! Sin perder más tiempo, pagamos la entrada al recinto (unos 2 € por persona) y accedimos… Si por fuera era impresionante, por dentro era una auténtica maravilla pues se encontraba magníficamente conservado: seguía conservando la arena y la parte subterránea, además de casi todas las gradas… ¡Salimos encantados! ¡Habíamos hecho una de esas visitas que habría que hacer una vez en la vida!
Tras esa primera parada extraordinaria, continuamos nuestro camino en dirección sur atravesando Sfax y Gabés, donde hicimos una parada para comer un rico cuscús en un restaurante tradicional de la zona.
A media tarde y, tras sumar casi 4 horas más de trayecto desde la parada en El Djem, llegamos a una nueva parada: Matmata, ciudad muy popular gracias a sus ‘casas trogloditas’, utilizadas también para rodar algunas escenas de la saga ‘Star Wars’ (¡Ah! ¿Te suena el planeta Tatooine en el que vivía el joven Luke Skywalker? Pues su nombre se debe a la región situada más al sur del país, Tataouine…) Allí, visitamos el interior de una de esas casas, aún habitada por una familia, y aprendimos que se construían excavando en la montaña, vaciando el centro para crear un interesante patio, de forma que las habitaciones eran apenas visibles desde el exterior, pudiendo así ser defendidas fácilmente y aisladas del frío del invierno y del calor del verano… ¡Una auténtica pasada!
Luego, montamos de nuevo en el bus y seguimos nuestro tour hasta Douz, en la gobernación de Kebili.
La ciudad, conocida como la Puerta del Desierto (el enigmático desierto del Sahara, que ocupa una extensión similar a China, comienza a tan sólo 10 Km del centro de la ciudad), fue el gran colofón a nuestro primer día de excursión, pues allí tuvimos la oportunidad de realizar una travesía inolvidable en dromedario entre las dunas del Sahara al atardecer…
El primer día de excursión, como decimos, finalizó tras nuestra visita al Sahara pero al día aún le quedaban agradables sorpresas gracias al hotel donde pasamos la noche, allí, en Douz… Y es que el hotel era, de por sí, una auténtica pasada… Situado junto a un palmeral y rodeado de dunas, nos hizo sentir como si estuviéramos en un auténtico oasis… Además, disfrutamos de una exquisita cena al más puro estilo árabe y pudimos darnos un baño nocturno tanto en su piscina al aire libre, cuyo suelo contenía pura arena del desierto, como en su piscina termal cubierta, cuya agua provenía de una fuente termal sulfurosa…
Tras todas las cosas que vimos e hicimos aquel día, te puedes imaginar cómo lo terminamos: completamente agotados, así que subimos a la habitación a descansar…
A primerísima hora de la mañana montamos de nuevo en el bus dando comienzo al segundo día del gran tour por Túnez… Aunque estábamos cansados, también estábamos ansiosos por seguir conociendo lugares impresionantes y más teniendo en cuenta que lo que habíamos visto el día anterior nos había encantado...
Dejamos atrás la gobernación de Kebili y nos adentramos en la de Tozeur… Después de poco más de una hora en bus, llegamos a uno de los lugares más mágicos del mundo: el lago salado de Chott El Djerid…
Aunque nos imaginábamos un lago tal cual aparecía en los mapas, la superficie del agua de ese lago inmenso, situado cerca de la frontera con Argelia, era mínima; sólo veíamos una gran llanura de tonos blancos formada por sal (eso sí, entre los kilómetros y kilómetros de sal que se extendían ante nosotros pudimos también ver algún que otro barco abandonado y hasta un pequeño hotel…) ¡Nos pareció alucinante! Pasamos un buen rato haciendo fotos y también tuvimos tiempo de adquirir el mejor de los recuerdos en los puestos esparcidos por la carretera que atravesaba el lago a modo de malecón: las famosas rosas del desierto.
Continuando nuestro tour, llegamos a la capital de la gobernación y a la ciudad más importante del sur del país,
Tozeur. Allí, visitamos en calesa el mayor palmeral de Túnez, el palmeral de Tozeur. Nos sorprendió conocer que ese palmeral producía la mayor parte de los dátiles que se exportan al extranjero y, también, que los trabajadores provocaban la polinización de las palmeras de forma manual encaramándose a las palmeras con suma habilidad, trabajo que pudimos ver
in situ.
Luego, tras sumar una hora más por carretera rodeados de montañas, llegamos a
Chebika… Allí, acompañados por Alí Babá (que no dejaba de aportar datos interesantes): visitamos el antiguo pueblo bereber formado por casas de piedra y adobe, hoy en día sin techo y semiderruidas, y que se encontraba en plena ladera; contemplamos el increíble oasis de montaña de Chebika al llegar al punto más alto del pueblo (seguro que lo reconocerás del film ‘El Paciente Inglés’) y ¡nos quedamos con la boca abierta!; luego, tras tomar unas cuantas fotos, descendimos a través de unas escaleras hasta el fondo de la garganta, donde encontramos el riachuelo Uad Khanga, que daba vida al oasis… ¡Belleza absoluta!
Tras Chebika, emprendimos una pequeña travesía en autobuses 4x4 para llegar a las cascadas de
Tamerza… ¿Cómoooo? ¿Cascadas en el desierto? Pues sí, las aguas del río Horchane se precipitaban en una cascada de unos cuatro metros de altura en ese lugar… ¡Sin palabras!
Después de esa parada, tomamos de nuevo el bus en dirección norte y, en la gobernación de Gafsa, hicimos un alto para almorzar.
Tras el almuerzo, nos esperaba la etapa más larga del día hasta
Kairouan, la cuarta Ciudad Santa del Islam… A eso de las 4 de la tarde, nos plantamos enfrente de la Gran Mezquita de Kairouan, el santuario más antiguo del Magreb… Aunque nos quedamos con ganas de acceder a su interior (no pudimos porque cerraba a las 2), desde fuera pudimos admirar su gran extensión, la altura y el grosor de sus muros y su gran minarete… ¡Fabulosa!
Una hora y media después, nos topamos con la silueta de nuestro hotel en Yasmine Hammamet y dimos por terminado el gran tour por Túnez… ¡Había sido espectacular! ¡Túnez nos había conquistado!
Al ser la última tarde de nuestro viaje, decidimos aprovechar las horas que quedaban de sol en la playa y, también, después de la cena, nos unimos a una de las fiestas que se celebraban en el resort hasta que ya no pudimos más…
Aquel día sólo tuvimos tiempo para desayunar, rehacer las maletas, tomar alguna que otra foto más del hotel y hacer el check out, pues nuestro traslado se presentó 3 horas antes de la salida de nuestro vuelo para llevarnos al aeropuerto.
Habían sido unas vacaciones fantásticas en las que habíamos disfrutado como nunca y visto un país bellísimo, pero tocaba despedirse de Túnez... إاى اللقاء (ila illika) - ¡Hasta pronto!