Para esta parte del viaje, tuvimos que realizar los siguientes preparativos:
La única forma de visitar el Capitolio en Washington D.C. es hacerlo con un tour guiado. El Capitolio Visitor Center distribuye tickets para los tours guiados para el día en curso, si bien la cantidad de entradas a distribuir es limitada y suele acabarse antes del mediodía. Por ello, decidimos realizar la reserva del tour online para asegurarnos el acceso al edificio.
Cuando visitamos Washington D.C. en 2015 recorrimos el National Mall y los lugares más icónicos de la ciudad pero nos dejamos algunos lugares en el tintero; por eso, en este viaje no queríamos dejar de visitar lugares como Arlington, Georgetown o la Cuenca del Tidal.
Para ese primer día en la capital de los Estados Unidos habíamos preparado un itinerario que pasaba por pasar la mañana en la vecina Arlington y la tarde recorriendo los memoriales de la Cuenca del Tidal (Recorrido Total caminando: 2,30 h- 11,7 Km).
Tras tomar algo para desayunar de lo que compramos en la tienda el día anterior, salimos de la habitación. Sentimos un calor sofocante debido a la ola de calor que estaba azotando Washington esos días… Cogimos el coche, pusimos el aire acondicionado y nos dirigimos a las primeras paradas del itinerario para ese día en Arlington, el Pentágono y el Pentagon Memorial.
El parking del recinto era sólo para personal autorizado, por lo que aparcamos el coche en una de las calles de un barrio residencial que había en las proximidades y desde allí fuimos andando al Pentagon Memorial.
Sin ser tan impresionante como el 9/11 Memorial de Nueva York, el Pentagon Memorial también es sobrecogedor. Lo primero que vimos al acercarnos fue una piedra de granito indicando la fecha y la hora a la que el avión cayó sobre el edificio en el ataque terrorista… Luego, paseamos alrededor de los 184bancos en honor a los fallecidos. Cada uno de ellos, tenía grabado el nombre y la edad de la víctima y un charco de agua a sus pies para reflejar la luz por la noche…
Desde el memorial robamos alguna foto del Pentágono (pues no está permitido el uso de cámaras en los alrededores), el mayor edificio de oficinas del mundo y sede del Departamento de Defensa de los Estados Unidos.
Después, nos dirigimos nuevamente en coche hasta el Cementerio de Arlington, la atracción más famosa del condado y morada de más de 400.000 militares, incluidos veteranos de todas las guerras de Estados Unidos, desde la de la Independencia hasta la de Irak.
Aparcamos en el parking del cementerio (2 $/hora) y entramos.
Si piensas visitar el cementerio, te recomendamos que te hagas con un mapa del mismo y marques los puntos de interés que quieras visitar, pues el cementerio es enorme y te será prácticamente imposible recorrerlo todo en medio día. Nosotros marcamos como interesante: las tumbas de John y Jacqueline Kennedy, la Casa Arlington, el Memorial Amphitheater y la Tumba de los Soldados Desconocidos, el USS Maine Memorial y los memoriales Space Shuttle Challenger Memorial y Space Shuttle Columbia Memorial.
Mientras caminábamos hacia los puntos de interés que habíamos marcado, vimos un sinfín de secciones de césped llenas de lápidas blancas perfectamente alineadas (las veríamos durante toda la mañana)…
En el camino de ascensión a la primera parada del itinerario dentro del cementerio, la Casa Arlington, encontramos las tumbas del Presidente John F. Kennedy y su esposa, donde arde una llama eterna.
La Casa Arlington se alzaba a poca distancia de las tumbas de los Kennedy y nos recordó a un templo griego clásico. En la esquina oeste de la casa, estaba la tumba de Pierre L'Enfant, el arquitecto que diseño la ciudad de Washington D.C. Desde allí, el punto más alto del cementerio, las vistas eran realmente espectaculares: se podía ver todo Washington D.C. y parte del condado de Arlington, destacando el National Mall y el Pentágono.
De ahí nos dirigimos al Memorial Amphitheater, a cuya espalda se encontraba la Tumba de los Soldados Desconocidos, siempre vigilada por un guardia militar armado para defender su solemne dignidad. Asistimos a la ceremonia del cambio de guardia, un acto realmente ceremonioso y digno de ver...
Luego, continuamos nuestro paseo hacia el USS Maine Memorial, donde un mástil del USS Maine servía como homenaje a los que murieron a bordo del barco en 1898 durante una misteriosa explosión mientras fondeaba en el puerto de La Habana.
Por último, visitamos los memoriales en honor a los que fallecieron en los accidentes de los transbordadores Challenger y Columbia, ocurridos en 1986 y 2003, respectivamente.
Tras haber visitado todas las paradas previstas en nuestro itinerario para Arlington, nos tocaba visitar los memoriales de la Cuenca del Tidal pero, antes de eso, regresamos al hotel para dejar allí el coche aparcado, pues todo el aparcamiento en Washington es de pago.
Una vez aparcamos el coche, nos dirigimos a la estación de metro de Rosslyn, que se encontraba a menos de 10 minutos andando de nuestro hotel.
Compramos una SmarTrip recargable, la MetroCard del metro de Washington, y cargamos el importe necesario para la estación L’Enfant Plaza para 2 pasajeros. Todo nos costó unos 6 $.
Tras salir del metro en L’Enfant Plaza fuimos a comer a un restaurante dentro del Smithsonian National Air & Space Museum, como en 2015. ¡Agradecíamos un recinto con aire acondicionado!
Como aún teníamos por delante unas dos horas de sol intenso, decidimos retrasar unas horas nuestro itinerario por los memoriales de la Cuenca del Tidal pues pensamos que la humedad al lado del río sería mayor y, con ello, la sensación de calor. Por ello, cruzamos al otro lado del National Mall y aprovechamos para visitar el Smithsonian National Museum of Natural History.
El Smithsonian National Museum of Natural History es un museo muy parecido al
Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, pero si no has visitado el de la Gran Manzana, te lo recomendamos porque éste, además de ser gratis, también tiene su encanto: en la rotonda central puedes saludar a Henry, el elefante que la preside; en la sala de dinosaurios puedes encontrar el esqueleto de un triceratops; en la sala del océano puedes ver un calamar gigante y en la sala de gemas y minerales, puedes ver el impresionante Diamante Hope, un diamante azul de 45 quilates que poseyeron personajes tan ilustres como Luis XIV o María Antonieta y en el que estaba basado el diamante Corazón de la Mar, de la película ‘Titanic’.
Cuando hubimos recorrido el museo, nos dirigimos a
La Casa Blanca. Tomamos la Constitution Av. hasta su cruce con la 15 St. Luego, a la altura de la avenida Pennsylvania Av., giramos a la izquierda en la pequeña calle E St. y, justo en el centro de la calle ¡pudimos ver por fin la parte trasera de la Casa Blanca que tantas veces habíamos visto en las películas (aunque en muchas de ellas acababa destruida, como en ‘Independence Day’)! Estuvimos un buen rato tomando fotos… Incluso, con el zoom grande de la cámara, ¡llegamos a ver las ventanas de la casa!
Seguidamente, nos dirigimos andando por la 17 St. hacia la Cuenca del Tidal.
De camino vimos el
National WWII Memorial, que se encontraba enfrente del estanque del Lincoln Memorial. No habíamos visto este memorial en nuestra anterior visita a Washington, con lo que nos detuvimos a hacer algunas fotos.
Giramos a la derecha en la Independence Av. hasta que encontramos el primer memorial de la Cuenca del Tidal, el Martin Luther King Jr. Memorial, el primer monumento del Mall dedicado a un personaje afroamericano y que no fue presidente de los Estados Unidos.
Seguimos caminando por el paseo que había pegado a la Cuenca del Tidal y llegamos al siguiente memorial, el Franklin Delano Roosevelt Memorial, el memorial en honor al presidente que estuvo más años al servicio de Estados Unidos.
Cruzamos a la orilla sur de la cuenca para alcanzar el último punto del itinerario para ese día, el Thomas Jefferson Memorial, muy parecido al Panteón de Roma y dedicado al tercer presidente del país y uno de los redactores de la Declaración de Independencia. Desde allí, también tomamos unas buenas fotos del Obelisco al atardecer…
Decidimos volver al hotel dando un largo paseo… Tomamos la Ohio Dr., que discurría pegada al río, en dirección oeste. Luego, cruzamos el Potomac por el Arlington Memorial Bridge y llegamos al Potomac Park, situado a poca distancia de las puertas del Cementerio de Arlington, donde vimos cientos de luciérnagas (¿serían algunas fuegos fatuos…?) … Rodeamos el cementerio y atravesamos el parque en el que visitamos el US Marine Corps War Memorial el día anterior…
Fuimos a cenar una hamburguesa a un restaurante de comida rápida y regresamos al hotel a descansar de las largas caminatas…
El Smithsonian Air & Space Museum posee un hangar fuera del National Mall, cerca del aeropuerto internacional de Washington-Dulles, llamado Smithsonian Udvar-Hazy Center, con otra buena colección de piezas, principalmente, elementos demasiado grandes para el edificio principal del museo. Además, este anexo al museo apareció como escenario en la película ‘Transformers 2: La Venganza de los Caídos’, por lo que pensamos que merecía la pena visitarlo.
Así que, para ese día, diseñamos un itinerario que empezaba visitando el Udvar-Hazy Center y luego recorría algunas atracciones de Capitol Hill y Georgetown (Recorrido total caminando: 11 min – 850 m).
Después del desayuno, cogimos el coche rumbo a la primera parada de nuestro itinerario para aquel día, el Smithsonian Udvar-Hazy Center.
En menos de una hora habíamos llegado a nuestro destino.
Nos dirigimos primero al exterior del edificio, donde había una exposición de automóviles militares y clásicos y también se exponían el nuevo avión comercial de United Airlines y algunas joyas de la aviación, como el Enola Gay, el avión que dejó caer la primera bomba atómica sobre Hiroshima.
Luego, entramos en el James Mc. Donnell Space Hangar, donde pudimos fotografiar el transbordador espacial Discovery.
Finalmente, paseamos entre los aviones dispuestos en el Boeing Aviation Hangar. En este hangar pudimos ver muchísimos aviones, entre los que destacaron un impresionante avión de reconocimiento Lockheed SR-71 Blackbird y un avión supersónico Concorde de Air France.
Una vez recorrimos el museo, regresamos a Washington D.C. para continuar nuestro itinerario por Capitol Hill.
Aprovechamos que era Domingo y el aparcamiento era gratuito, para aparcar cerca de nuestra siguiente parada del itinerario, el Capitolio.
Habíamos reservado el tour guiado por el Capitolio para la una del mediodía, por lo que, como llegamos un poco antes, aprovechamos para realizar algunas fotografías de la parte delantera del edificio que habíamos visto en infinidad de películas (aunque en algunas apareciera algo perjudicado, como en ‘La Jungla 4.0’), aprovechando que ya no teníamos andamios rodeando la cúpula como en nuestra anterior visita a Washington…
Para acceder al interior del Capitolio, debíamos entrar por el Visitor Center, que se encontraba un piso por debajo del edificio. Una vez allí, hicimos la cola para pasar el control de seguridad (bajo un sol abrasador, por cierto…).
En la recepción del edificio, había colocados unos carteles con los horarios de los tours, para que nos fuéramos colocando en el que nos correspondía hasta que viniera a buscarnos el guía.
A la hora estipulada, un guía nos repartió unos auriculares para que no nos perdiéramos sus explicaciones (aunque el tour se realizaba exclusivamente en inglés) y comenzamos el recorrido.
Lo primero que hicimos fue acceder a una sala donde se nos proyectó un corto muy interesante sobre la historia del edificio.
Luego, pasamos a La Rotonda, un salón circular situado en el centro del Capitolio que se utiliza para actos importantes o ceremonias y cuyo techo se corresponde con la cúpula del edificio… Rodeamos el salón parándonos en las estatuas más importantes para recibir las explicaciones del guía y realizamos fotos del interior de la cúpula…
De ahí, pasamos a La Cripta, un piso por debajo de La Rotonda. En el centro de esa sala, pudimos ver una estrella que señalaba el punto desde el cual se trazaron y numeraron las calles de Washington D.C.
Por último, visitamos El Salón Nacional de las Estatuas, que sirvió como Salón de la Cámara de Representantes entre 1807 y 1857.
Al terminar el tour, fuimos a la parte trasera del Capitolio para hacer unas cuántas fotos más…
Seguidamente, nos acercamos andando a la siguiente parada de nuestro itinerario, la Biblioteca del Congreso, una de las mayores bibliotecas del mundo y escenario de película en nuestra amada ‘La Búsqueda’. Sin embargo, cuando llegamos a sus puertas tuvimos una gran decepción: ¡nos encontramos con que estaba cerrada! No nos dimos cuenta de que no abría los domingos…
Aprovechamos para ir a comer algo antes de ir a Georgetown…
Después de comer, cogimos de nuevo el coche para ir a la primera parada dentro del barrio de Georgetown, la Universidad de Georgetown.
La Universidad de Georgetown es una de las principales universidades del país. Entre sus antiguos alumnos están Bill Clinton o el rey Felipe VI…
A nosotros nos llamó la atención su edificio central con su aire medieval y su alta torre del reloj… Nos recordaba un poco al castillo de Hogwarts, el colegio de magia y hechicería donde estudiaba Harry Potter.
Desde allí, caminamos por la O St. hasta su cruce con la 36 St. Luego, tomamos la calle Prospect St. hasta que llegamos al número 3600, ¡donde se encontraban las escaleras de ‘El Exorcista’!
Como aún quedaban algunas horas de sol, decidimos ir al Lincoln Memorial para ver el atardecer.
Aparcamos el coche en un lateral de la Constitution Av. y fuimos andando al memorial. Subimos las escaleras, contemplamos por segunda vez la escultura de Lincoln y asistimos al canto del himno nacional del país que nos ofreció un espontáneo y que nos dejó con el vello de punta… ¡Está claro que eso sólo podía pasar en Estados Unidos!
Nos sentamos en las escaleras del monumento a disfrutar del atardecer… Volvieron a aparecer las luciérnagas para mejorar las fotos…
Como al día siguiente nos esperaban largas horas de coche, decidimos volver al hotel para darnos una ducha y descansar, no sin antes despedirnos de Washington D.C…. ¡hasta nuestro próximo encuentro!