Para este / nuestro primer gran viaje, la agencia lo preparó todo por nosotros y no tuvimos que preocuparnos en exceso por vuelos, hoteles y transportes; sin embargo, para esta primera parte del viaje, sí que tuvimos que realizar los siguientes preparativos:
De acuerdo a nuestra nacionalidad y, debido a que nuestro viaje a Nueva York iba a durar sólo 4 días, pudimos solicitar el permiso ESTA. Para obtenerla autorización, realizamos la solicitud 3 meses antes de nuestro viaje (por si teníamos algún problema) en la propia web del Electronic System for Travel Authorization.
La autorización fue inmediata para los dos tras abonar la tasa requerida.
Debido a que la red americana funciona a 120 V y a una frecuencia 60 Hz, en vez de a los 220 V y 50 Hz de la red española, es necesario comprar las clavijas para adaptar los enchufes de nuestros aparatos.
Pedimos estos adaptadores a una página de comercio online.
Para saber si debíamos adquirir un PASS de Nueva York o no para el viaje, primeramente, calculamos cuál sería el precio total que pagaríamos por las atracciones que queríamos visitar si comprábamos las entradas en sus webs o en las taquillas de la atracción; luego, comparamos ese coste con el precio de los PASS que había en ese momento y vimos que nos ahorrábamos aproximadamente un 40%, por lo que decidimos adquirir uno.
Como queríamos visitar bastantes atracciones en pocos días (concretamente, 8 atracciones en 3 días), era más interesante para nosotros en este viaje elegir el PASS ilimitado para 3 días: New York Pass. Compramos el pase directamente en su web.
Para contratar el Tour de Contrastes, realizamos una búsqueda online. Nos sorprendió bastante la diferencia de precios que existía entre las distintas agencias que ofrecían la excursión... Lo único que teníamos claro es que queríamos que la excursión fuese en español para no perdernos nada de las explicaciones... Al final, consultando las opiniones de otros viajeros, nos decantamos por contratar la excursión en una agencia que ofrecía excursiones por y desde Nueva York totalmente en español a precios bastante razonables y que tenía buenas críticas: InterviajesNY.
Puedes visitar la web de InterviajesNY aquí.
Aunque en el país americano no hay ningún problema en realizar pagos con tarjeta de crédito o débito, realizamos un cambio de divisasen nuestro banco para disponer de dinero en efectivo para imprevistos.
Llegamos al aeropuerto 2 horas antes de la salida de nuestro vuelo para facturar nuestro equipaje y obtener nuestras tarjetas de embarque. Luego, traspasar el control de seguridad, nos dirigimos a la puerta de embarque, que como ya es costumbre en nuestros viajes, ¡se encontraba situada al final del aeropuerto!
El vuelo directo de American Airlines con destino al aeropuerto JFK de Nueva York salía a la hora programada, por lo que 45 minutos antes, nos dieron permiso para embarcar... ¡Por fin íbamos a cruzar el charco!
Las cuatro primeras horas de viaje se pasaron bastante rápido: nos sirvieron la comida y un helado, vimos alguna que otra película y rellenamos el impreso de aduanas, por lo que estuvimos entretenidos; pero las otras cuatro restantes se hicieron bastante pesadas... No obstante, llegamos al aeropuerto puntuales, pasadas las2 de la tarde, hora de la costa este. Tras salir del avión, seguimos a la multitud hasta el primer control de seguridad.
Cuando llegamos al control de pasaportes, encontramos una enorme fila, al parecer nuestro aterrizaje había coincidido con el de varios aviones más...Tardamos casi 2 horas en llegar al puesto del policía...
El policía en cuestión nos tomó el pasaporte, las huellas dactilares y una foto y nos hizo las preguntas de rigor antes de devolvernos el pasaporte con un nuevo sello. ¡Nos libramos de pasar por el ‘cuartelillo’!
Luego, pasamos a la sala de recogida de equipaje facturado pero, como nos temíamos por haber tardado tanto tiempo en el control, la cinta que devolvía los equipajes de nuestro vuelo estaba vacía... ¡Nos iba a tocar reclamar la pérdida de nuestras maletas! Nos pusimos bastante nerviosos por si no nos las devolvían antes de viajar a México... Pero, de camino a la oficina de reclamación de equipajes, vimos una gran hilera de maletas dispuestas en el suelo: ¡todas las maletas de nuestro vuelo se encontraban allí y pudimos recuperar nuestras maletas!
Maletas en mano, nos dispusimos a pasar el último control. Facilitamos al agente de seguridad el formulario de aduanas que habíamos rellenado en el avión y por fin salimos de la terminal.
Nos dirigimos entonces al Ground Transportation, ya que en nuestra reserva se nos especificaba que allí nos esperaría el transportista que nos llevaría al hotel, con un cartelito con nuestro nombre. Sin embargo, aunque dimos varias vueltas por la sala, no encontramos a nadie... Entre la enorme cola, lo de las maletas y lo del transporte, ¡vaya recibimiento al continente americano estábamos teniendo! Llamamos a la agencia para comunicar que no había venido nadie a recogernos y, tras esperar un poco al teléfono, la señorita que nos atendió nos dijo que, como nuestro vuelo había tardado en salir, el transportista se había marchado a hacer otro desplazamiento pero que volvería a por nosotros en breve.
No habían pasado ni 10 minutos cuando un hombre preguntó por nuestro apellido...Nos identificamos y el hombre lo hizo como nuestro transportista. Se disculpó por haberse marchado y nos dijo que, para compensarnos, nos tenía preparado un detalle. Y cuál fue nuestra sorpresa que tras salir del aeropuerto ¡nos esperaba una flamante limusina para llevarnos al hotel! ¡Por fin la cosa empezaba a mejorar!
Transcurrida una hora más, llegamos a la puerta de nuestro hotel en Manhattan. Habíamos tardado más de lo esperado, pero al fin estábamos allí.
Subimos a la habitación, que encontramos algo anticuada aunque limpia, dejamos las maletas y nos refrescamos un poco para salir a comernos la ciudad e ir adelantando los itinerarios previstos para los siguientes días…
Salimos a la calle y enfrente de nosotros pudimos ver uno de los edificios más importantes de la ciudad: el Madison Square Garden.
Luego, no pudimos evitar entrar a echar un vistazo a la que es considerada la tienda más grande del mundo: la tienda Macy's de Herald Square. Estos grandes almacenes ordenados por departamentos son lo más parecido a nuestro El Corte Inglés...
Seguimos caminando por la 7th Ave. hasta llegar al cruce con la calle 42 St.,donde comienza el distrito de los teatros. Giramos a la izquierda y continuamos caminando por la 42 St., llegando a Grand Central al atardecer, localización de la película ‘Los Vengadores’. Cuando llegamos, nos sorprendió encontrar un gran grupo de gente apostada en el puente Park Av. Viaduct…Pensamos que probablemente estarían allí por el rodaje de una película o algo así; lo que no sería raro, ya que Grand Central ha servido de localización para infinidad de películas; consultamos en internet y vimos que no se trataba de nada de eso: ¡estaban allí porque querían disfrutar del Manhattanhenge! ¡Nuestra visita a Nueva York coincidía con este curioso fenómeno y nosotros sin saberlo!
Nos unimos a la multitud y no dejamos pasar la oportunidad de jugar con los contraluces realizando unas cuantas fotos del fenómeno… Luego, tras tomar fotos del famoso edificio Chrysler Building antes de que se hiciera de noche, entramos en la famosa estación.
Una vez dentro del edificio, nos dirigimos al vestíbulo principal, que habíamos visto en la película de ‘Men in Black’. Tomamos fotos del reloj de cuatro caras y de la enorme bandera americana colgada sobre una de las salidas de la terminal y subimos a uno de los balcones para contemplar el hall por completo y pasar un rato viendo caminar a los cientos de personas que cruzan la estación cada día…
Al salir de la estación, desandamos la 42 St. hasta su cruce con la 7th Av. y subimos la avenida hasta llegar a Times Square. En nuestro primer contacto con la plaza, nos maravillamos con los cientos de carteles luminosos que ocupaban todos los edificios de la zona… ¡Ni cerrando los ojos teníamos la sensación de que fuera de noche!
Aunque por fin estábamos en la ciudad que nunca duerme, tras el madrugón para ir al aeropuerto y las horas de vuelo, necesitábamos dormir...
No sabemos si fue por los efectos del jetlag o por la emoción de estar por primera vez en el continente americano que nos levantamos de la cama muy pronto para pasar ese/nuestro primer día completo en Nueva York.
Aunque era muy temprano, dejamos la habitación y bajamos a la calle y, de desayuno, compramos un café y unas berlinas para llevar (como buenos americanos) de esas que hacen tan buenas en las tiendas-cafeterías de la famosa cadena americana.
Para ese día teníamos preparado un itinerario combinado por el Uptown y Midtown que empezaba visitando el Museo Americano de Historia Natural y terminaba visitando nuevamente Times Square; pero antes de realizar el recorrido, teníamos que recoger nuestro PASS de Nueva York (Recorrido total caminando: 1,27 h – 6,9 Km).
Caminamos por la 7th Av. hasta llegar al número 712, entre la 47 y la 48 St. Después de un paseo de 15 minutos, llegamos a la tienda y recogimos el PASS. Luego, seguimos andando por la 7th Av. hasta su intersección con la 50 St., giramos ala izquierda hasta la 8th Av. y bajamos las escaleras de la estación 50 St. 8Av. para realizar ¡nuestro primer viaje por el
metro de Nueva York! Compramos la indispensable
MetroCard en las máquinas expendedoras del metro (compramos una MetroCard pay-per-ride,para compartirla entre los dos) y nos montamos en el tren dirección Uptown hasta la parada 81 St.-Museum of Natural History. Escuchamos nuestro primer "Stand clear of the closing doors, please" tan reconocible del subterráneo neoyorkino... Tras salir de la estación, atravesamos un paso subterráneo que nos dejó justo en la puerta del
Museo Americano de Historia Natural.
Nada más entrar al museo pudimos ver algunas reproducciones de esqueletos de dinosaurios... Canjeamos el PASS por la entrada al recinto y el personal del museo nos proporcionó un mapa del mismo. Visitamos la mayoría de las salas del museo, pero casi es imposible verlas todas en un tiempo razonable ya que el museo dispone de más de 40 salas repartidas en 5 plantas, por ello hicimos una selección de aquellas que nos parecían más interesantes en el mapa del museo.
Si has tenido la oportunidad de ver las dos primeras películas de la trilogía de ‘Noche en el museo’, como nosotros, serás capaz de identificar muchos de los objetos expuestos allí pero, sin embargo, hay otros que no aparecen o que están colocados de distinta manera (cosas de las películas)...
El siguiente punto de nuestro itinerario era realizar un paseo por el famoso Central Park. Para acceder al parque nos bastó con cruzar la carretera...
Central Park es enorme, una cosa es verlo en un mapa y otra caminarlo, sólo entonces te das cuenta de su magnitud. En esta primera visita al pulmón de la ciudad, visitamos sólo una "pequeña" parte del parque, si bien en posteriores viajes nos detuvimos más en este punto.
Si bien Central Park es un buen lugar para ser recorrido en bicicleta por disponer de innumerables carriles bici y ser muy llano, en este caso, nosotros realizamos un recorrido caminando, más o menos en línea recta desde la entrada al recinto cercana al Museo Americano de Historia Natural hasta la salida próxima al MET.
Bajando por el interior del parque hasta la altura con la calle 72 St., llegamos a nuestra primera parada: el célebre mosaico en homenaje a John Lennon instaurado en el suelo con las letras Imagine. El mosaico está situado cerca de la pradera Strawberry Fields (que debe su nombre a una de las canciones del grupo The Beatles) y enfrente del edificio Dakota, el que fue el domicilio de John Lennon en vida y a las puertas del cuál fue asesinado a finales de 1980. Como el tiempo acompañaba, tuvimos la suerte de encontrar a algunos músicos callejeros tocando canciones suyas en la zona.
Luego, rodeando El Lago, alcanzamos el romántico Bow Bridge, una de las localizaciones preferidas de las películas y series ambientadas en NYC. Realizamos unas fotos preciosas en este lugar, de los visitantes recorriendo el lago remando y de los reflejos de los rascacielos en el agua...
Continuamos el paseo alrededor del Lago, cruzándonos con multitud de ciclistas y runners que venían a hacer deporte al parque y con muchos neoyorkinos provistos de toalla o mantita y cesta de picnic para aprovechar el día en las praderas, y llegamos al corazón del parque: la fuente de Bethesda, también incluida como localización en muchas películas y una de las fuentes más fotografiadas del mundo, junto con la Fontana di Trevi, en Roma. Como curiosidad, dicen que, si te sientas un buen rato al pie de la fuente, verás pasar a toda la ciudad. Tras hacernos unas cuantas fotos, caminamos a través de Bethesda Terrace y continuamos caminando.
Siguiendo nuestra caminata, llegamos a la estatua de Alice in Wonderland, una estatua muy curiosa y no muy conocida del parque.
Finalmente, saliendo por la 79 St. hicimos una parada para comer en uno de los puestos de comida ambulante o food trucks típicos americanos, porque no nos podíamos ir de Nueva York sin tomar algo en uno de ellos. Como curiosidad, muchos de estos carritos son regentados por veteranos de guerra de los Estados Unidos... Tomamos un perrito y una brocheta de pollo y nos sentamos a comer en una terracita con mesas y sillas, enfrente del carrito... ¡lo tienen todo pensado!
Después de comer, nos dispusimos a entrar al MET (las escaleras de la entrada principal han servido de escenario en la película ‘Hitch’).
Una vez en el museo, canjeamos nuestro PASS por la entrada al museo y comenzamos la visita. Nuestra visita a la sede del MET de la 5th Av. se basó en visitar las salas de arte grecorromano y arte egipcio. Fue increíble poder ver la cantidad de objetos pertenecientes a estas culturas que poseen en el museo... También visitamos el Templo de Dendur, muy parecido al Templo de Debod que está localizado al aire libre en nuestra ciudad.
Debido al calor que hacía aquel día en Nueva York, cuando salimos del museo nos encontramos con una buena tormenta. Menos mal que en nuestra mochila habíamos echado un paraguas, por si acaso. Paraguas en mano, bajamos por el lateral de Central Park, a través de la 5th Av. hasta la esquina sur del parque donde se encuentra el Hotel Plaza, famoso también por su aparición en la película ‘Solo en casa 2: Perdido en Nueva York’.
Tras tomar algunas fotos del hotel, nos vimos obligados a resguardarnos de la lluvia en un soportal porque, aunque llevábamos paraguas, estábamos empezando a calarnos. Al cabo de un tiempo, varias personas se unieron a nosotros bajo el soportal... Era imposible caminar por la acera sin empaparse... llovía tanto que parecía que los famosos Aligator americanos iban a campar a sus anchas por las carreteras de Nueva York tras salir de las alcantarillas.
Afortunadamente la lluvia cesó, pudimos dejar el soportal y seguir caminando por la 5th Avenue.
La altura de los edificios que se encontraban a ambos lados de la avenida hacía que nos sintiéramos pequeños al caminar por sus aceras y, además, no podíamos dejar de mirar hacia arriba... Esto hacía confirmar que: ¡estábamos en Nueva York!
Cotilleamos los objetos que se encontraban tras los escaparates de aquellas famosas tiendas de joyería como Tiffany & Co., Cartier y Rolex y también echamos un vistazo a las prendas y calzados de tiendas como Burberry, Louis Vuitton, Chanel o Prada... Ya que soñar y mirar es gratis...También hicimos fotos a la Torre Trump, aunque por aquel entonces el edificio no suscitaba tanta curiosidad ni tenía tanta seguridad a su alrededor (quedaban aún 2 años para que comenzara el mandato de Donald Trump como Presidente de Estados Unidos), aunque sí que era una de las viviendas del actual presidente y su familia.
Entre las calles 51 St. y 50 St. frente al Rockefeller Center, se encontraba una nueva parada de nuestro itinerario: St. Patrick's Cathedral.
Hicimos muy buenas fotos de la catedral desde la acera del Rockefeller Center ya que conseguimos realizar una especie de sándwich de la catedral con los edificios colindantes. Incluso se puede sacar una foto muy interesante si se incluye la escultura del Atlas en la composición (también en la acera del Rockefeller)...
Girando sobre nosotros mismos, tomamos nuestras primeras fotos del siguiente punto de nuestro itinerario: el Rockefeller Center; en este caso, de la Estatua Atlas y del Cromcast Building.
Bajando un poco más la calle, atravesamos los Channel Gardens camino a la plaza central, realizando fotos a cada paso que dábamos.
Debido al tiempo desapacible, la plaza central no se encontraba tan abarrotada de gente como lo suele estar, pero seguía siendo como estar dentro de una película… Cuando terminamos de echar fotos y observar todo lo que nos rodeaba, giramos a la izquierda hasta la 51 St. para encontrar la alfombra roja que nos indicaba la entrada al observatorio Top of the Rock.
Una vez dentro del observatorio, para canjear el PASS en la taquilla tuvimos que descender un piso por unas escaleras de caracol. Este hecho no sería digno de mención, si no fuera porque, mientras descendíamos las escaleras, nos encontramos con la visión de una lámpara enorme y preciosa fabricada con cristales de Swarovski.
Una vez canjeado el PASS nos dirigimos a la cola del control de seguridad y de ahí al ascensor.
Subimos rapidísimo al piso 67 en un ascensor con techo transparente, pero al llegar arriba comenzaban a caer gotas otra vez…
Nos sentamos a esperar al cese de la lluvia, aprovechando que la primera plataforma del observatorio disponía de sillones y que se encontraba bajo techo, e hicimos uso del wifi del edificio.
Esta vez, aunque también paró de llover, no tuvimos tanta suerte con el tiempo atmosférico y apareció la niebla… Aún así, salimos al exterior del observatorio a realizar fotos y disfrutar de las vistas; para nosotros unas de las mejores vistas de Nueva York. Central Park se veía impresionante desde lo alto… Al estar en mayo, las praderas estaban muy verdes y en los arboles podían apreciarse los colores de las flores… También, las fotos que tomamos de los edificios del Midtown y del Empire State, aún con la niebla, fueron espectaculares; se apreciaban muy muy cerca…
Cuando bajamos, pasamos por delante del Radio City Music Hall y tomamos la 6th Av. en dirección Downtown para alcanzar el último punto de nuestro itinerario: Times Square.
Giramos a la derecha en la 48 St. y nada más tomar la calle ya pudimos apreciar la iluminación de las pantallas gigantes que se apostan en los laterales de la plaza. Esa zona sí que estaba abarrotada de gente…paseando, haciéndose fotos, entrando a los comercios, cenando…
Sin embargo, cuando llegamos a Times Square, volvía a llover, aunque parecía que de nuevo era un chaparrón momentáneo, por lo que, para aprovechar el tiempo hasta que parase la lluvia, decidimos ir a un sitio cubierto.
Ya que disponíamos del PASS, decidimos ir al museo de cera Madame Tussauds.
Paraguas en mano, bajamos la 7th Av. hasta su cruce con la 42 St. y giramos a la derecha hasta llegar al museo.
Esa era la primera vez que visitábamos un museo Madame Tussauds y la verdad que nos encantó porque las figuras están muy bien conseguidas (nada que ver con el museo de cera de nuestra ciudad) y el museo es muy divertido. Recomendamos encarecidamente que visites este museo en cualquier parte del mundo porque siempre obtendrás unas fotos muy divertidas. Nosotros ya hemos visitado unos cuantos, como el que se encuentra en Las Vegas o el situado en Hollywood, en Los Ángeles.
Tuvimos suerte y, al salir del museo, ya no llovía por lo que subimos de nuevo a Times Square.
Comenzamos nuestro recorrido por la plaza, entrando a la ya desaparecida tienda Toy’s Rus. Esa tienda merecía la visita debido, no sólo por la enorme cantidad de juguetes que tenía, sino también por poder ver las atracciones que contenía en su interior… disponía de una noria de 18 metros de altura, una reproducción robotizada del Tiranosaurus Rex de Jurassic Park y una casa de muñecas de Barbie a tamaño real…
Seguimos nuestro itinerario haciendo una visita a la tienda M&Ms World. Si bien esta tienda también está localizada en otras partes del mundo (como por ejemplo en Londres o en Las Vegas), esa fue nuestra primera visita a la tienda de los caramelos de cacahuete. Nos sorprendió ver toda esa cantidad de merchandising de los famosos caramelos recogida en un mismo lugar y nos fue imposible no sucumbir a la tentación de comprar algún artículo… pero lo que más nos llamó la atención fue que podías crearte una bolsa de caramelos personalizada… ¡había caramelos de todos los colores!
Luego, desde las escaleras de las taquillas TKTS, realizamos fotos a la torre desde la que desciende, para celebrar el año nuevo, la famosa Waterford’s Millennial Crystal Ball y a las pantallas gigantes y seguimos paseando por el lugar… nos hizo mucha gracia encontrar una Kiss Cam en una de sus esquinas.
Para terminar el día, tomamos una rica hamburguesa para cenar en un restaurante de una conocida cadena ambientado en la música rock y volvimos paseando al hotel.
Con el itinerario previsto para nuestro segundo día en la Gran Manzana teníamos intención de terminar de ver el Midtown y de empaparnos del Downtown, comenzando por la visita al portaaviones Intrepid, pasando luego por algunos de los lugares más emblemáticos del Downtown y terminando con la subida al Empire State, situado nuevamente en el centro de la ciudad. No obstante, no teníamos el itinerario completamente cerrado pues, para ese día, también se esperaba algún chaparrón, así que era probable que tuviéramos que improvisar en algún momento del día
(Recorrido total caminando: 1,20 h – 6,2 Km).
Tras comprar algo para desayunar, nos subimos al metro en la estación de34 St.-Penn Station hasta la 42 St.-Port Authority Bus Terminal. Una vez allí, caminamos unos 20 minutos por la 42 St. en dirección al puerto y luego, unos metros más, hasta el Pier 86 donde se encontraba atracado el famoso portaaviones Intrepid: primera parada del itinerario de aquel día.
A Borja le encanta el mundillo de los aviones y los helicópteros… Por ello, y porque el Intrepid sirvió de localización en una de nuestras películas favoritas: ‘La Búsqueda’ (‘National Treasure’, en inglés); nos hacía especial ilusión visitar ese museo.
Tras canjear nuestro PASS, nos dirigimos a la cubierta del hangar para contemplar todos los objetos del museo. Luego, recorrimos el resto de cubiertas deteniéndonos a veces en ciertas salas ya que algunos voluntarios (normalmente veteranos de guerra) ofrecían explicaciones interesantes sobre el funcionamiento del portaaviones y/o su historia. Ya en la cubierta de vuelo, vimos los objetos más preciados del museo: el avión espía A-12 Blackbird, el F-14 Tomcat, elAV-8A Harrier y el Concorde, el primer avión utilizado para el transporte de pasajeros que rompió la barrera del sonido.
Luego, bajamos para explorar el submarino Growler. Si bien no te recomendamos la visita al submarino si sufres claustrofobia, si lo hacemos para que puedas hacerte una idea de cómo vivían los marineros durante los meses de encierro subacuático cuando se encontraban de misión.
La siguiente atracción prevista para ese día consistía en realizar un paseo en barco alrededor de la isla de Manhattan. La compañía que realizaba estos paseos (Circle Line Sighsseeing Cruceros) se encontraba muy cerca de la ubicación del Intrepid, concretamente en el Pier 83, por lo que sólo tuvimos que caminar unos pasos hasta allí.
De todos los cruceros ofertados, elegimos el Crucero Best of NYC, que realizaba una vuelta completa a la isla en 2 horas y media, ya que así podríamos ver lugares de la Gran Manzana que no visitaríamos a pie. Canjeamos el PASS y en seguida realizamos el embarque.
A la hora establecida, el barco salió del muelle y comenzamos el viaje navegando en dirección sur por el río Hudson. Lo primero que divisamos, por el lado izquierdo, fue el Midtown, resaltando el Empire State y el Chrysler Building y, por el lado derecho, los rascacielos de Hoboken, en el estado de Nueva Jersey. Antes de tomar el East River dirección norte, obtuvimos una delas vistas más bonitas del paseo: el Downtown, con el One World Trade Center sobresaliendo entre el resto de edificios. A lo lejos también divisamos la Estatua de la Libertad. Luego pasamos por debajo de los puentes de Brooklyn, Manhattan y Williamsburg y, antes de llegar a la isla de Roosevelt, divisamos el edificio de Naciones Unidas. Seguidamente, tomamos el río Harlem para rodear el norte dela isla y vimos a lo lejos el Yankee Stadium, sede de los New York Yankees. Devuelta por el río Hudson, apareció ante nosotros el campus de la Universidad de Columbia, la institución de educación superior más antigua del estado de Nueva York.
Recomendamos que realices un crucero alrededor de la isla de Manhattan en tu viaje a Nueva York (solemos hacerlo cuando vamos a NYC). Si eres un apasionado de la fotografía como nosotros, obtendrás unas fotos preciosas del skyline de la ciudad…
Tras desembarcar, nos dirigimos andando a través de la 42 St. hasta el Theater District donde paramos para comer una hamburguesa en el famoso restaurante de comida rápida antes de continuar con nuestro recorrido.
Después de reponer fuerzas, continuamos caminando por la 42 St. en dirección Este hacia nuestros siguientes puntos del itinerario: Bryant Park y la New York Public Library.
Tras pasear por Bryant Park y hacer unas cuantas fotos, nos dirigimos ala New York Public Library. Teníamos ganas de visitar este lugar, entre otras cosas, porque sirvió de escenario en otra de nuestras películas preferidas: ‘El Día de Mañana’, que trata sobre las terribles catástrofes que se pueden desatar en el mundo como consecuencia del calentamiento global y el cambio climático.
Entramos y recorrimos el edificio, pero nos quedamos con las ganas de entrar en la famosa sala de lectura Rose Main Reading Room, que era la sala que utilizaron los actores de la película para refugiarse del drástico cambio climático, quemando los libros de sus estanterías… por aquel entonces estaban llevando a cabo en su interior labores de restauración y no permitían la entrada. Sin embargo, nos hizo gracia encontrar en su interior la cabina de teléfono desde la que Jake Gyllenhaal, mientras se inundaba la biblioteca, realizó una llamada a Dennis Quaid, su padre en la ficción…
Al salir de la biblioteca, nos desplazamos unos pasos más por la 42 St. hasta la estación de metro de GrandCentral-42 St. para subir al metro que nos acercaría al Downtown.
La visita al mirador del One World Observatory era el siguiente punto del itinerario y sólo tuvimos que realizar un pequeño paseo desde la parada de metro de Fulton St., caminando por un lateral del actual Oculus (por aquel entonces en construcción), y atravesar el 9/11 Memorial hasta la entrada al observatorio. Tras realizar las oportunas fotos al edificio desde abajo, estábamos listos para subir…
Tuvimos la suerte de realizar la visita al observatorio de este coloso(aunque no sería la última) tan sólo unos días después de su apertura al público en mayo de 2015. Las entradas las adquirimos en la propia web del observatorio, con antelación para ahorrar colas ya que, por aquel entonces, la visita a este mirador no estaba incluida en ningún PASS de Nueva York.
Si se tiene la suerte de subir solos en el ascensor, como fue nuestro caso (esto depende de las personas que accedan al observatorio en ese momento),el time-lapse, que se proyecta en las paredes del elevador, se disfruta mucho más ya que puedes moverte por el ascensor y/o tomar un vídeo durante la ascensión.
Tras los vídeos, estábamos en condiciones de visitar el observatorio por libre, disfrutar de las vistas y, por supuesto, hacer cientos de fotos: hacia el sur, del Distrito Financiero,
la Estatua de la Libertad y la isla de Governors Island; hacia abajo, en ángulo casi recto, del 9/11Memorial; hacia el sureste, en dirección al East River, de los puentes de Brooklyn, de Manhattan y de Williamsburg, con el distrito de Brooklyn extendiéndose en el horizonte por detrás; hacia el suroeste, del estado de Nueva Jersey, con varios rascacielos junto al río Hudson; y, por último, hacia el norte, de los edificios de Manhattan compitiendo por el espacio, con las agujas del Empire State Building o el Chrysler Building sobresaliendo entre la masa de edificios. También era posible realizar alguna actividad interactiva, tomar algo en el bar/restaurante e incluso comprar algún souvenir en la tienda dispuesta para ello, aunque nosotros no lo hicimos.
Cuando consideramos que ya nos habíamos empapado lo suficiente de las vistas de la Gran Manzana desde el observatorio, emprendimos la bajada para continuar con nuestro itinerario.
La siguiente parada en el itinerario de aquel día era el 9/11 Memorial & Museum. La visita, aunque triste y sobrecogedora, merece la pena. En general, todos los memoriales que hemos visitado en Estados Unidos (en posteriores viajes)impresionan y te provocan diferentes emociones.
Una vez realizadas las correspondientes fotos del lugar, nos dirigimos al museo, visita imprescindible para entender cómo cambió Nueva York ese fatídico 11 de septiembre de 2001.
La entrada al museo estaba incluida en nuestro PASS así que, tras canjearlo por la entrada y pasar el control de seguridad, realizamos la visita al museo… sin palabras. No queremos dedicar mucho tiempo explicando lo que pudimos ver o sentir al visitar el museo ya que de esta manera no tendrás ninguna idea preconcebida y podrás ver y sentir tú, en primera persona, lo que fue ese 11 de septiembre para Nueva York y para el mundo.
Después de tomar una pausa para comer, nuestra siguiente parada era Trinity Church. Desde el museo, tomamos la calle Liberty St. hasta su cruce con Broadway y continuamos la calle hasta el cruce de ésta con Wall Street.
Si bien el interés que suscita esta iglesia suele residir en que es una de las más antiguas de Nueva York o que sirvió como hospital de campaña durante el 11S, nuestro interés en visitar esta iglesia se basaba en que ésta sirvió de escenario para una de nuestras películas favoritas: ‘La Búsqueda’ (‘National Treasure’, en inglés) de la que ya hemos hablado anteriormente. En la película, bajo el suelo de la iglesia se encontraba uno delos tesoros templarios más grande jamás conocido… Además, hay una muy buena foto de la iglesia cruzando a la calle Wall Street ya que conseguimos un plano que contrasta un edificio muy antiguo entre edificios muy altos y modernos…
El día se tornó algo lluvioso cuando llegamos a estar frente al edificio de la Bolsa de Nueva York tras girar en la calle Broad St. pero, gracias a ello, cuando llegamos a la esquina del parque Bowling Green nos asombramos ya que ¡no había nadie alrededor del
Toro de Wall Street! Normalmente, y como pudimos comprobaren posteriores viajes, el sitio está tan concurrido que difícilmente puedes lograr una foto limpia de la estatua. Así que, aprovechamos y nos tomamos con calma la toma de fotografías para conseguir las que consideramos perfectas…
Ya que en ese/nuestro primer viaje a la Gran Manzana sólo disponíamos de 4 días para recorrer todos sus rincones, decidimos eliminar de nuestros itinerarios la visita a la Estatua de la Libertad de la manera convencional (conseguimos realizarlo en otros viajes) puesto que para realizar la visita tradicional a La Señora hay que dedicar prácticamente una mañana entera, entre viajes de ida y vuelta en ferry y la visita en sí tanto a la estatua como a Ellis Island. Por eso, y para no perdernos ese icono de la ciudad, cambiamos la visita tradicional por el recorrido de ida y vuelta en barco en el Staten Island Ferry.
Bajamos lo que quedaba de la calle Broadway y seguimos por Whitehall St. hasta llegar a la terminal del Staten Island Ferry.
Una vez subimos al barco, y ya que había dejado de llover, nos colocamos en la parte derecha (estribor) y subimos a la cubierta exterior ya que habíamos leído que los pasajeros de este lado eran los primeros en ver la Estatua de la Libertad. La ruta del ferry ofrecía vistas impresionantes de Lower Manhattan, Governors Island y de la Estatua de la Libertad y Ellis Island, que era lo que queríamos. También se podía ver Brooklyn Heights y algo del Puente de Brooklyn. Además, como el ferry tenía capacidad para unas 3000 personas, había suficiente espacio en la cubierta exterior para hacer buenas fotos de la estatua.
Llegamos de noche a Canal St., tras coger el metro en la estación de Whitehall St. cuando desembarcamos del ferry de vuelta, para nuestra visita fugaz a Chinatown y a Little Italy.
Al visitar la ciudad de los rascacielos sólo durante 4 días en esa/nuestra primera vez en Nueva York, no encontramos un hueco mayor en nuestro itinerario para pasear por las calles de estos dos barrios pero no queríamos perdernos el hecho de echarles un vistazo a todos aquellos carteles, con símbolos de la escritura del gigante asiático, colocados en los edificios del barrio chino y a la calle decorada con motivos rojos, blancos y verdes de la bandera italiana que se despliegan en la pequeña Italia. Además, aprovechando los precios de Chinatown (es un sitio ideal para adquirir souvenirs ), compramos unas sudaderas para combatir el frío húmedo de aquella noche.
Por último, tomamos el metro en Canal St. hasta la estación 34 St.-Herald Sq. para dirigimos a la última parada del itinerario: la subida al observatorio del Empire State Building. Al salir del metro, caminamos unos pasos dirección Este por la 34 St. y giramos a la derecha en la 5th Av. hasta toparnos con la entrada al rascacielos.
Nada más entrar al edificio, nos quedamos maravillados de su hall de entrada estilo art decó, típico de la arquitectura de pre-Segunda Guerra Mundial en Nueva York; nada tenía que ver con los recibidores de los otros dos observatorios que habíamos visitado. Tras hacer unas cuantas fotos, subimos las escaleras mecánicas hasta el control de seguridad.
Canjeamos nuestro PASS, válido para la entrada al observatorio del piso 86, y nos dirigimos al ascensor pasando por pequeñas exposiciones que contaban la historia del edificio y de la ciudad.
La plataforma de observación exterior rodeaba al chapitel del edificio y ofrecía unas vistas nocturnas 360º de toda la ciudad de Nueva York y más allá, si bien el frío que hacía arriba invitaba a ponerse la sudadera que habíamos comprado. Desde allí, pudimos tomar fotografías nocturnas únicas de: las calles de Nueva York iluminadas, Times Square, el edificio Chrysler, la 5th Av., el One World, la Estatua de la Libertad y mucho más. También, aprovechamos los potentes binoculares para observarlo todo más de cerca.
Cuando consideramos que ya habíamos realizado suficientes fotos desde el observatorio y, debido a que empezábamos a moquear por el frío, emprendimos la bajada y regresamos al hotel dando un paseo finalizando así nuestro segundo día completo en la Gran Manzana.
Antes de partir a tierras caribeñas, nos quedaba disfrutar de un día más completo en la ciudad de los rascacielos. Para ese día habíamos reservado una excursión de medio día con guía en español para visitar los barrios y distritos de la periferia neoyorkina: el famoso Tour de Contrastes de Nueva York (una de las excursiones imprescindibles dentro de Nueva York); luego, para por la tarde, teníamos pensado ir de compras a uno de los grandes outlets de la ciudad.
Tuvimos la suerte de que uno de los puntos de recogida de viajeros parala excursión era en la puerta de nuestro hotel, por lo que 10 minutos antes dela recogida, bajamos de nuestra habitación para esperar al autobús.
A la hora señalada, el autobús se presentó en nuestro hotel. Luego, recogimos al resto de pasajeros en los otros dos puntos de recogida y comenzamos la excursión.
Nos dirigimos a Harlem, el vecindario de mayoría afroamericana de Nueva York... Con ayuda del guía, fuimos localizando diferentes puntos de interés a través de las ventanas del autobús como, por ejemplo, el Apollo Theater, uno de los clubs de música más importantes en la historia de la música afroamericana además de lugar de culto, ya que en él dio sus primeros pasos el Rey del Pop: Michael Jackson. También vimos algunas de las iglesias baptistas que abundan en este distrito y que son famosas por realizar misas Gospel.
Luego, hicimos nuestra primera parada para hacer fotografías en una calle repleta de casas Brownstone, llamadas así por el color del material de su construcción. Previamente al crack del29, en estas residencias solían vivir abogados, gente de negocios y gente adinerada de raza blanca. Sin embargo, con la crisis, los residentes blancos fueron abandonando sus casas y la zona fue repoblándose con los inmigrantes afroamericanos que llegaban del sur del país buscando empleo y oportunidades, lo que sirvió para la proliferación de la música jazz…
Continuamos nuestro recorrido en autobús hasta la siguiente parada dentro del barrio de Harlem, el actual Cotton Club. El club actual hace honor al club original que se mantuvo abierto durante la Ley Seca y que acogía las actuaciones de grandes de la música como Louis Armstrong o Nat King Cole, entre otros.
Tras salir de Harlem, tomamos dirección norte para visitar el distrito del Bronx...Nuestra primera parada dentro de este distrito fue frente al Yankee Stadium, uno de los equipos de béisbol de la ciudad.
Seguimos nuestra excursión, adentrándonos en el distrito del Bronx. De camino a nuestra siguiente parada, la comisaria Precinto 42 (famosa por su aparición en la película protagonizada por Paul Newman, ‘Distrito Apache’) atravesamos algunas de las calles más peligrosas de la zona, repletas de postes de luz con zapatillas colgadas por sus cordones... Cada zapatilla implicaba el asesinato de un miembro de la banda rival...
Luego, de camino al sur, realizamos algunas paradas más para hacer fotografías de los grafitis más emblemáticos y conocer sus historias y también paramos en una tienda para comprar algo para almorzar y/o usar el aseo.
Tras la parada técnica, subimos de nuevo al autobús y cruzamos al distrito de Queens. Ya allí, atravesamos el barrio de Malba. A través de las ventanas del autobús pudimos ver las increíbles mansiones ubicadas en esta zona, una de las más caras de Nueva York fuera de Manhattan. Después, siguiendo dirección sur, llegamos al parque Corona Park, el Central Park de Queens, situado en el barrio de Flushing Meadows. Bajamos del autobús para hacer fotos del globo terráqueo y las naves extraterrestres que aparecían en la película ‘Men In Black’... También echamos un vistazo al estadio de los Mets, rivales de los Yankees, y al complejo donde se celebra el US Open de Tenis.
Luego, continuamos el recorrido y nos adentramos en el distrito de Brooklyn para recorrer andando algunas de las calles del barrio de Williamsburg, el barrio judío ultraortodoxo de Nueva York. Con ayuda del guía, aprendimos mucho acerca de las costumbres y vida de esta comunidad. Para los españoles, es un barrio que sorprende bastante, puesto que para nosotros no es común toparse por la calle con esa gran cantidad de judíos ultraortodoxos; no solemos ver a los hombres vestidos principalmente de negro con sus túnicas, sombreros y esos tirabuzones a los lados y a las mujeres con sus faldas por debajo de las rodillas, chaquetas tapando la mayor parte del brazo y pelucas uniformadas, llevando de la mano a un imponente tropel de niños...
Finalmente, nos subimos nuevamente al autobús para cruzar el puente de Brooklyn de camino a Manhattan y terminar la excursión en el barrio de Chinatown.
Nos gustaría recomendarte encarecidamente que realices esta excursión en tu visita a la City puesto que visitarás barrios y zonas de Nueva York que de otra manera no verías: por lo peligroso, como El Bronx, o por lo lejano, como Queens y, además, aprenderás sobre la historia y la cultura de estos barrios.
Llegamos a Chinatown alrededor de la una del mediodía. Como queríamos ir de compras al outlet, para no perder más tiempo, decidimos no quedarnos a comer por la zona y dirigirnos directamente al centro comercial; ya comeríamos allí. Para ello, tomamos el metro dirección Uptown en la estación de Canal St. hasta la 42 St.-Port Authority Bus Terminal y entramos en la estación de autobuses. En la taquilla, compramos el billete de ida y vuelta o roundtrip para el autobús 111, el cuál te dejaba en la puerta del mall Jersey Gardens. El precio del billete fue de 14 $ por persona.
A eso de las 3, alcanzamos la entrada principal del centro comercial. Fuimos derechos a la oficina de atención al cliente para presentar nuestro pasaporte extranjero y obtener el Savings Passport, una libreta con descuentos para las tiendas del outlet . Esta libreta se puede obtener en todos los malls Simon; por aquel entonces, su obtención era gratuita si bien, actualmente, para recibirlo tienes que pagar (suelen ser entre 5 y 10 $); creemos que el desembolso para obtener el Savings Passport sólo te merece la pena si tienes pensado gastar una gran cantidad de dinero en varias tiendas... (puedes consultar qué tiendas outlet posee el centro comercial en su web).
Luego, antes de comenzar con las compras, comimos una buena hamburguesa acompañada de milkshake en un restaurante de una conocida franquicia americana con ambientación de hamburguesería de los años 50 y en la que te hacen una carita feliz con el ketchup cuando te sirven las patatas.
Compramos bastantes cosas a buen precio, si bien alucinamos con que algunas personas llenaban maletas enteras con sus compras...
Al terminar la tarde, tomamos el autobús de regreso a Manhattan y luego el metro para desplazarnos desde la 42 St.-Port Authority Bus Terminal hasta la34 St.-Penn Station y subir a la habitación de nuestro hotel para dejar las compras. Hicimos el croquis correspondiente para introducir toda la ropa nueva en las maletas y bajamos a la calle para ir a cenar por la zona de Times Square.
Esta vez, elegimos un restaurante de una famosa cadena ambientado en las películas de Hollywood que se situaba en el cruce de Broadway con la 45 St.
Luego, nos pusimos a pasear sin rumbo fijo para despedirnos de las calles de esa gran ciudad que nos dejó encantados... hasta la próxima...