Quedamos encantados del viaje combinado Nueva York-Riviera Maya que hicimos, pero nos quedamos con más ganas de disfrutar de ambos destinos... Así que, como ya habíamos disfrutado de un viaje a la Gran Manzana en solitario, un año después de nuestro viaje combinado, decidimos planear un nuevo viaje a Riviera Maya...
Después de realizar una búsqueda exhaustiva en internet para encontrar nuestro viaje ideal, nos decantamos por contratar un paquete de vuelo más hotel a través de Logitravel.
Puedes visitar la web de Logitravel aquí.
Esto fue lo que contratamos:
Riviera Maya en 10 días . Del 9 al 19 de Septiembre de 2016. Precio total (2 personas): 2586,96 €.
o Madrid (MAD) - Ciudad de México (MEX) - Cancún(CUN).
o Cancún (CUN) - Miami (MIA) - Madrid (MAD).
o 1 Maleta facturada/persona incluida en los dos trayectos.
o Aeropuerto Cancún (CUN)-Hotel en Riviera Maya.
o Hotel en Riviera Maya-Aeropuerto Cancún (CUN).
Contratamos el seguro de viaje Totaltravel mini de InterMundial que nos ofrecía protección completa para nuestro viaje.
Puedes visitar la web de InterMundial
aquí.
Días 0-1: Madrid - Riviera Maya.
Días 2-8: Riviera Maya.
Día 9: Riviera Maya - Madrid.
Para nuestro regreso a la Riviera Maya, la agencia lo preparó todo por nosotros y no tuvimos que preocuparnos en exceso por vuelos, hoteles y transportes; sin embargo, sí que tuvimos que realizar los siguientes preparativos:
Para contratar el Tour a Xel-Há, apostamos por el que ofrecía la agencia con la que realizamos las excursiones la última vez, pues habíamos quedado muy contentos con ellos.
En esta excursión visitaríamos uno de los parque naturales temáticos operado por el grupo Xcaret con la entrada Xel-Há Todo Incluido.
El Tour para visitar la famosa discoteca Coco Bongo en Playa del Carmen lo contratamos con la misma agencia local.
En esta excursión nos llevarían a visitar la famosa discoteca Coco Bongo y tendríamos acceso sin colas a las instalaciones y a la zona Gold Member y bebidas ilimitadas premium desde las 22:30 hasta las 03:00 horas.
De acuerdo a nuestra nacionalidad y, debido a que a nuestro regreso haríamos escala en un aeropuerto estadounidense, necesitábamos solicitar el permiso ESTA. Sin embargo, no tuvimos que hacer nada porque aún lo teníamos en vigor.
Llegamos al aeropuerto 2 horas antes de la salida de nuestro vuelo para facturar nuestro equipaje y obtener nuestras tarjetas de embarque. Luego, traspasar el control de seguridad, nos dirigimos a la puerta de embarque...
El primer vuelo que íbamos a tomar con destino Ciudad de México con Iberia salía a la hora programada, por lo que 45 minutos antes nos dieron permiso para embarcar...
Como el vuelo hasta México D.F. era un vuelo nocturno, hicimos prácticamente todo el trayecto durmiendo, así que se nos pasó bastante rápido... Llegamos al aeropuerto puntuales, pasados 15 minutos de las 4 de la mañana del día 10 de Septiembre, hora local. Tras salir del avión, seguimos ala multitud hasta el control de seguridad. Luego, recogimos nuestras maletas y las colocamos en otra cinta para facturarlas en el siguiente vuelo. Después, nos sentamos a esperar el embarque del siguiente vuelo que nos llevaría a Cancún. Unos 30 minutos antes de la salida del vuelo de Interjet con destino Cancún, nos dieron permiso para embarcar y, tras dos horas de vuelo, llegamos por fin a nuestro destino final, antes de las 10 de la mañana.
Tras recoger nuestras maletas, nos dirigimos a la salida para buscar nuestro traslado. Un calor muy húmedo nos golpeó en el rostro nada más salir de la terminal, pero no tuvimos que esperar mucho para introducirnos en la van que nos llevó hasta el hotel. En menos de una hora habíamos llegado a nuestro hotel, de nuevo el Grand Palladium Kantenah, para disfrutar de un día completo en sus instalaciones...
El lobby de nuestro hotel seguía igual que lo recordábamos... La recepcionista nos obsequió con un refrescante zumo de frutas mientras realizábamos el check in y nos explicó sobre un mapa donde se encontraban nuestra villa y nuestra habitación... También nos colocó: la pulserita que nos iba a permitir disfrutar del todo incluido y una etiqueta en todas nuestras maletas con el número de nuestra habitación para que las transportasen directamente hasta allí.
Como llegamos al resort antes de la hora oficial del check in, las 15:00, no teníamos la habitación disponible pero sí podíamos empezar a hacer uso de las instalaciones, como cuando lo visitamos el año anterior. Así que nos colocamos el bañador y aprovechamos la mañana en la piscina principal situada entre los hoteles Kantenah y Colonial. Canjeamos nuestras tarjetas de toallas por dos toallas de playa, las colocamos en sendas hamacas debajo de una sombrilla y nos metimos en el agua de la inmensa piscina... ¡Qué gozada!
Luego, ya secos, aprovechamos para ir a comer al buffet La Hacienda, situado en el Grand Palladium Colonial. La comida estaba exquisita y había muchísima variedad... ¡Mmmm!
A las 15:00 regresamos al lobby de nuestro hotel a recoger la llave de la habitación. Llave en mano, montamos en uno de los carritos de golf para desplazarnos a nuestra villa. Por el camino pudimos ver parte de la fauna autóctona del lugar: mapaches, coatíes e iguanas.
Vimos que las maletas se encontraban en la habitación nada más acceder...
Sin perder más tiempo, nos dispusimos a disfrutar otra vez de Riviera Maya...
Esperamos, en la parada destinada a ello, a un nuevo carrito de golf para desplazarnos al
lobby . Una vez allí, fuimos andando hasta la playa. De nuevo estábamos paseando por su arena blanca coralina finísima y contemplando ese color turquesa precioso... Nos colocamos las gafas y el tubo y nos dirigimos a la zona diferenciada para hacer snórquel. La visibilidad era perfecta y pudimos contemplar innumerables peces de colores y alguna que otra raya...
Pasamos la tarde a remojo entre la playa y la piscina, disfrutando de los jacuzzis, las camas de burbujas y el pool bar...
Al anochecer, regresamos a la habitación a darnos una ducha y cambiarnos para cenar.
Para la cena, elegimos el buffet Tikal, localizado en las inmediaciones de nuestro hotel.
Tras la cena, tomamos el trenecito hasta el lobby del Grand Palladium Colonial para asistir a una fiesta de los 80'. La fiesta estuvo muy divertida, pues toda la música estaba compuesta por música disco... Después de tomar un par de copas y bailotear un buen rato, regresamos a la habitación para retomar fuerzas, dando por terminado nuestro primer día en tierras caribeñas.
Los siguientes 2 días los pasamos en el hotel disfrutando al máximo de sus instalaciones y de la playa, aunque disfrutar se queda corto...
Probamos la piscina principal situada entre los hoteles White Sand y Riviera y la piscina para adultos El Secreto y también pasamos una tarde en el spa del resort (10$).
Accedimos a las instalaciones deportivas y jugamos alguna partidita que otra al ping-pong, al mini golf y al badmington.
Participamos de algunas de las actividades de animación del resort, asistimos a los espectáculos nocturnos en los hoteles Colonial y Riviera y a algunas fiestas.
También cenamos en uno de los restaurantes a la carta del resort que nos había gustado mucho el año anterior, El Dorado. La comida estuvo exquisita pues pudimos probar algunos de los mejores cortes a la parrilla combinados con acompañamientos sabrosos y variados y unos postres espectaculares...
Por último, compramos algunas piezas de artesanía en la Plaza Artesanal donde varias veces por semana acudían artesanos locales a ofrecer sus productos...
Aquel día tomamos un desayuno algo más ligero en el buffet La Hacienda del hotel Colonial, pues habíamos quedado con el guía de la excursión en el lobby de dicho hotel a las 7:50 horas.
Nuestro guía Daniel se presentó a la hora prevista y, nada más montar en la van , comenzamos la excursión.
En unos 15 minutos llegamos a nuestro destino: el parque natural temático Xel-Há.
Bajamos de la van y Daniel nos explicó detalladamente lo que podíamos encontraren el complejo sobre el mapa del parque. Después, nos colocó las pulseras que servían como entrada para el parque, que nos permitirían disfrutar de las instalaciones del completo y de bebida y comida ilimitada durante todo el día, y nos indicó cual sería nuestro punto y hora de recogida para llevarnos devuelta al hotel. Tras eso, accedimos al complejo.
Nada más entrar nos dimos cuenta de por qué
Xel-Há, que en lengua maya significa Dónde nace el agua, estaba considerado como un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza... ¡Era un lugar espectacular!
Sin perder más tiempo, dejamos nuestras pertenencias en las taquillas habilitadas a la entrada y nos dirigimos caminando a la atracción principal del parque: el Río. Según habíamos leído, el Río de Xel-Há estaba formado por agua dulce y fresca que fluía desde las profundidades de cuevas subterráneas, a través del manglar, hacia la caleta de Xel-Há, donde se mezclaba con la cálida agua del mar. Como resultado de este encuentro entre agua dulce y salada y en combinación con la gran variedad de vegetación marina y peces multicolores presentes en el río, se creaba el ambiente perfecto para hacer snórquel, así que no queríamos perdérnoslo.
Al llegar al inicio del Río encontramos un módulo donde pudimos coger el equipamiento indispensable para disfrutar de la atracción: chaleco salvavidas, gafas de buceo, tubo y aletas. Equipados, nos dispusimos a bajar el Río haciendo snórquel... El inicio del descenso fue espectacular: en medio de un manglar, y con una visibilidad y diversidad de peces inmejorables.
Luego, antes de que el Río se ensanchara, disfrutamos también de algunos saltos, como la Piedra de Valor, que hicieron que descargáramos adrenalina... Y al final del Río, encontramos las actividades de Mundo Aventura, entre las que se encontraban un circuito con un total de 6 tirolesas acuáticas y la divertida Trepachanga, que consistía en caminar entre dos cuerdas separadas entre sí y suspendidas sobre el río, donde pudimos poner a prueba nuestro pésimo equilibrio, jeje. ¡Muy refrescante! Por último, llegamos a la caleta donde vimos peces más grandes, tales como ¡barracudas! ¡Todo fue espectacular!
Para llegar a las demás atracciones del parque, tomamos de nuevo el camino hacía el Río pero nos desviamos y atravesamos uno de los puentes colgantes del complejo. Las primeras atracciones que encontramos fueron el Cenote Paraíso y el Cenote Aventura que, a pesar de no ser aptos para el baño, nos dejaron con la boca abierta pues eran cenotes abiertos de extraordinaria belleza... Luego, llegamos a la Cueva Maya, un cenote cubierto espectacular: los tragaluces naturales en el techo de la cueva inundaban el interior con luz solar, reflejándose en las aguas cristalinas e iluminando magníficamente el interior... ¡Un paraíso para la vista!
Para relajarnos un poco, decidimos hacer snórquel en la caleta... La verdad es que era muy fácil encontrar peces pues los lugares con mayor número de estos se encontraban marcados con un mástil en los que ondeaba una cometa en forma de pez... Este tiempo de snórquel nos permitió contemplar uno de los peces más bonitos de Riviera Maya: el pez loro, según los mayas el Guardián del Agua.
Luego, nos dirigimos nuevamente al Río para descenderlo en otra modalidad: dejándonos llevar por su corriente sobre una llanta flotante y, esa vez, para ahorrarnos la caminata, hicimos el camino hasta el inicio del Río montados en un autobús todoterreno. Esa modalidad de descenso también nos pareció un acierto pues, además de ser una experiencia superrelajante, nos permitió contemplar todo el espacio natural del complejo tranquilamente...
Sentados en la llanta tardamos en llegar a la caleta más de una hora, así que cuando por fin llegamos, decidimos hacer una parada para comer en uno de los restaurantes del parque. Dejamos el equipamiento en otro de los módulos del parque y accedimos al restaurante elegido. La comida era tipo buffet pero también tenían platos procedentes de la gastronomía mexicana, así que no dudamos en probar algunos de ellos...
A la salida del restaurante nos encontramos con preciosos guacamayos e iguanas... ¡La fauna autóctona de Riviera Maya! De ahí, nos dirigimos al espacio Encuentro con Manatí, una de las actividades opcionales y con cargo extra del parque dónde, aunque no contratamos la actividad, pudimos contemplar a varios de estos mamíferos acuáticos que convivían en el espacio y que no habíamos visto nunca tan cerca...
Pasamos lo que quedaba de tarde descendiendo nuevamente el Río haciendo snórquel y, por último, nos acercamos al espacio de Nado con Delfines para ver a los cetáceos...
Cansados del intenso día, nos acercamos a la entrada para recoger nuestras pertenencias y asearnos y salimos del parque para reunirnos con nuestro guía Daniel.
En unos 15 minutos llegamos de nuevo al hotel... Habíamos quedado encantados con la excursión de aquel día, pero aún nos quedaban algunas horas de sol para disfrutar del hotel... Así que decidimos relajarnos en la piscina para adultos El Secreto hasta la hora de la cena.
Esa noche disfrutamos de una cena de temática española en el Buffet Tikal, donde no faltaron el jamón ibérico recién cortado y las croquetas... ¡Mmmm!
Después, accedimos al Sport Bar para jugar unas partidas de billar...
Tras las partidas, regresamos a la habitación a descansar pues el día, aunque perfecto, había resultado algo agotador.
Los siguientes 4 días los pasamos en el hotel disfrutando nuevamente de sus instalaciones y de la playa...
Probamos la piscina de agua salada Las Rocas y sus camas balinesas, asistimos a la alimentación de los caimanes, jugamos alguna partidita que otra al ping-pong y al mini golf, descansamos en las piscinas y tomamos el sol en la playa... Probamos los restaurantes a la carta Ribs&More y Bahia E Brasa, que servían comida americana y brasileña, respectivamente.
La noche del 15 de Septiembre, cenamos algo más pronto de lo habitual para realizar la excursión a la discoteca Coco Bongo de Playa del Carmen.
Nos recogieron en la puerta del hotel a la hora acordada y nos dejaron en un parking próximo a la discoteca. Al llegar a la discoteca nos colocaron una pulsera que indicaba que habíamos adquirido una entrada Gold Member y accedimos a la disco sin esperar la cola. Nos asignaron un pequeña mesita con butacones altos y pedimos nuestra primera copa mientras esperábamos al inicio del show yes que, además de ser una discoteca al uso, Coco Bongo contaba con actuaciones de música en vivo y espectáculos circenses y de variedades, desde acrobacias de equilibristas hasta números de cabaret... El espectáculo fue una auténtica pasada; asistimos a números de Michael Jackson, del musical Chicago, de la película La Máscara... ¡Lo pasamos bomba! A las 3:30 regresamos al parking para tomar el autocar de regreso al hotel...
El día 16 celebramos el Día de la Independencia de México en el resort. Nuestra estancia en la piscina se amenizó con actuaciones de mariachis y rancheras; y también participamos de juegos y concursos especiales. Tampoco nos resistimos a comprar una calavera mexicana típica del Día de los Muertos en los puestos de artesanía que colocaron junto a la piscina... Y, por la noche, asistimos a una cena temática mexicana en el buffet Tikal...
Aquel día sólo tuvimos tiempo para desayunar y hacer el check out, pues nuestro traslado se presentó 3 horas antes de la salida de nuestro vuelo para llevarnos al aeropuerto.
Habían sido unas vacaciones fantásticas en las que habíamos disfrutado como nunca, pero tocaba despedirse de Riviera Maya... hasta nuestro próximo encuentro...