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Diario de Viaje: Atenas en 2 días

Jet lag Adictos • ago 03, 2022

(Parte I del Diario de Viaje: Combinado Atenas - Crucero por las Islas Griegas)

Índice

  • Preparativos.
  • Día 0: Madrid – Atenas.
  • Día 1: La Acrópolis de Atenas e itinerario por la capital del país heleno.

Preparativos

Para nuestro viaje combinado, tuvimos que realizar los siguientes preparativos:


  • Solicitud de la tarjeta sanitaria europea.


Para viajar seguros, solicitamos la tarjeta sanitaria europea a través de la web de la Seguridad Social.

  • Realización del itinerario general.
  • Obtención del Certificado COVID Digital de Vacunación.


Solicitamos el certificado a través de la aplicación de Android: Tarjeta Sanitaria Virtual de la Comunidad de Madrid. La obtención del certificado fue inmediata tras haber recibido la pauta completa de vacunación.


  • Cumplimentación del formulario PLF de control de pasajeros (requisito COVID de Grecia).


Luego, para esta primera parte del viaje:


  • Compra de entrada combinada para el Acrópolis y otros sitios arqueológicos. Precio total (2 personas): 60 €.


Adquirimos la entrada combinada en la web oficial de Monumentos y Museos de Grecia (https://etickets.tap.gr/). Esta entrada era válida para acceder al Acrópolis y a otros 6 sitios arqueológicos, entre los que se encontraban: el Ágora Antigua, el Ágora Romana, la Biblioteca de Adriano, el Olympieion, el Kerameikos y la Escuela de Aristóteles (la entrada se podía usar durante 5 días después del acceso al primer sitio); y reservamos la visita al Acrópolis para el día 28 de Agosto de 10:00 a 12:00 horas.


DÍA 0: Madrid – Atenas

Llegamos al aeropuerto con cerca de 2 horas de antelación a la salida de nuestro vuelo para pasar el control de seguridad.


Nuestro vuelo con la compañía Iberia con destino a Atenas salía a la hora programada, por lo que unos 40 minutos antes realizamos el embarque, si bien éste fue algo más lento de lo habitual pues el personal de vuelo tenía que cotejar que cada viajero disponía de su certificado COVID y había cumplimentado su PLF...


Después de casi 4 horas de vuelo, llegamos Aeropuerto Internacional Eleftherios Venizelos de Atenas.


Al bajar del avión sentimos un calor sofocante… Más tarde vimos que estábamos ¡a unos 35 ºC! Gracias a Dios las temperaturas habían bajado un poco con respecto a las semanas anteriores porque Grecia y su capital habían registrado temperaturas extremas superiores a los 40 ºC debidas a sucesivas olas de calor que, además, habían propiciado horribles incendios por todo el país…


Tras pasar el control de seguridad nos dirigimos a la salida en busca del metro, pues has de saber que el Aeropuerto Internacional Eleftherios Venizelos de Atenas está muy bien conectado con el centro de la capital griega por medio de este transporte público… Tomamos la línea 3 del suburbano hasta la estación de Syntagma, en pleno centro de la capital, e hicimos transbordo a la línea 2 para terminar apeándonos en la estación de Omonia pues el hotel que habíamos reservado se encontraba a menos de 5 minutos andando de dicha estación de metro. Este recorrido nos costó 9 € por persona.

El trayecto hasta el hotel nos supuso alrededor de 1 hora y media de viaje… Así que llegamos al hotel prácticamente a las 5 de la tarde.


Hicimos el check in en el hotel y nos fuimos a la habitación a dejar las maletas y refrescarnos un poco…


Ya con la cámara de fotos en mano, nos dispusimos a conocer algunos de los atractivos de la capital helena…


Para esa tarde nos habíamos planteado visitar el Kalimármaro. Como vimos que nos separaba poco más de media hora andando desde nuestro hotel decidimos dirigirnos allí a pie para así ir viendo otros atractivos por el camino.


Tomamos la avenida El. Venizelou/Panepistimiou, una avenida grande con árboles y casas a los lados… No llevábamos ni 10 minutos andando cuando nos topamos con un edificio precioso de líneas griegas y que resultó ser la Biblioteca Nacional de Grecia; y un poco más adelante, con otro si cabe más bonito y que resultó ser la Academia Nacional de Grecia… ¡El paseo prometía!


Tras algo más de 15 minutos andando llegamos a la Plaza Syntagma, el corazón geográfico de la ciudad. Allí permanecimos un rato haciendo fotos pues nos encontramos con el Parlamento, presidiendo la plaza, y la Tumba del Soldado Desconocido, custodiada día y noche por los Evzoni, guardias vestidos con un curioso uniforme tradicional…


Luego, atravesamos el Jardín Nacional de Atenas utilizando uno de sus paseos y aprovechando sus sombras para guarecernos del sofocante calor…


Continuamos en dirección sur por la calle Irodou Attikou y por fin llegamos al Kalimármaro… Sacamos la entrada (5 € por adulto con audioguía incluida) y accedimos… Ocupando el emplazamiento del antiguo estadio ateniense, el Kalimármaro o Estadio Panathinaiko fue el estadio donde se celebraron los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna en 1896… ¡parecía mentira que estuviésemos allí! Además, el estadio era impresionante: todo él estaba construido a base de mármol… Pasamos un buen rato recorriendo el lugar y deteniéndonos a hacer fotos… Encontramos unas placas que indicaban las sedes de cada una de las olimpiadas de la era moderna, también el pódium y, al fondo a la izquierda del estadio, una especie de cueva que nos llevó a un mini-museo del lugar... ¡Quedamos encantados!

Tras eso, emprendimos el rumbo hacia la última parada del itinerario para ese primer día, que no era otra que el Funicular del Licabeto, un funicular que llevaba hacia el punto más alto de toda Atenas, el Monte Licabeto, y desde el que se podían obtener unas vistas espectaculares de la ciudad… Tomamos nuevamente la calle Irodou Attikou, esta vez en dirección norte. Aunque no teníamos pensado hacer ningún alto en el camino hasta llegar al funicular, nos vimos obligados a hacerlo frente al Palacio Presidencial pues nos vimos sorprendidos por el cambio de guardia de los Evzoni, que vigilaban el palacio… ¡Fue un espectáculo digno de ver! ¿Qué por qué? Echa un vistazo al vídeo que sigue a este párrafo y juzga por ti mism@…

En el cruce de la calle Irodou Attikou con la avenida Leof. Vasilissis Sofias giramos a la derecha hasta la intersección con la calle Ploutarchou. Después, seguimos caminando en dirección norte unos 5 minutos más hasta que nos topamos con el último obstáculo antes de llegar al funicular… y decimos obstáculo con todas las letras pues para llegar al teleférico tuvimos que subir un tramo de escaleras empinadísimas que parecía no tener fin…


Cuando llegamos a la entrada del Funicular del Licabeto estábamos extasiados… Menos mal que encontramos un puesto donde pudimos comprar agua y saciar nuestra sed…


Recuperadas las fuerzas, nos pusimos a la cola para adquirir las entradas para el funicular. Una vez adquiridas las entradas (7,50 € ida y vuelta por adulto), sólo tuvimos que esperar a que llegara el siguiente vagón para ascender al monte Licabeto… El trayecto hacia la cima nos llevó prácticamente 3 minutos y no pudimos apreciar el paisaje durante la ascensión pues el funicular realizaba el recorrido dentro de un túnel… Eso sí, cuando bajamos del vagón y salimos al exterior, la cosa cambió… Y es que, aunque prácticamente la noche había caído sobre Atenas, las vistas de la ciudad desde los miradores que encontramos y, sobre todo, del Acrópolis con el Partenón iluminado, eran increíbles… Así que podemos decir que la ascensión por el tramo de escaleras infernal había merecido la pena…


Dejando a un lado la panorámica, nos llamó la atención la cantidad de gente que había en la cima del monte y es que, en tiempos de pandemia, no estábamos acostumbrados a las aglomeraciones… Cierto era que las vistas bien merecían la visita pero, no sé, pensamos que habría alguna otra razón… Empezamos a ver gente bastante arreglada: hombres con traje y mujeres con vestidos largos y nos dijimos: qué raro… Pues no era tan raro pues en la pequeña capilla de la cima del Licabeto ¡se estaba celebrando una boda griega! ¡Qué ilusión! No hacíamos más que sonreír al acordarnos de la película ‘Mi gran boda griega’ que tanto nos había hecho reír…


Cuando creímos que habíamos disfrutado lo suficiente de las vistas, emprendimos la bajada. Nos dirigimos andando al oeste por la calle Kleomenous hasta su cruce con la calle Pindarou (por el camino, también tuvimos que bajar unas cuantas escaleras aunque nada en comparación con las de la subida). Luego, tomamos la calle Kriezotou y llegamos a los aledaños de la Plaza Syntagma, donde había gran variedad de restaurantes para cenar. Optamos por adquirir unas hamburguesas para llevar en un restaurante de una conocida cadena y cenar directamente en la habitación del hotel, al que llegamos después de andar unos 15 minutos más por la avenida Stadiou.


En total habíamos hecho alrededor de 8 Km bajo un sol abrasador, así que después de la cena y una buena ducha, nos fuimos a dormir…


DÍA 1: La Acrópolis de Atenas e itinerario por la capital del país heleno

Para ese día teníamos preparado un itinerario que incluía el plato fuerte de la capital griega:  la visita a la Acrópolis de Atenas (cuya entrada teníamos reservada para la franja horaria de 10 a 12 de la mañana), y otros yacimientos incluidos en la entrada combinada que habíamos adquirido con antelación desde casa. También visitaríamos Monastiraki, una de las zonas más interesantes y animadas de Atenas (Recorrido total caminando: 1,15 h – 5,90 Km).

Comenzamos el día con el desayuno tipo buffet que se servía en la cafetería del hotel.


Con el estómago lleno, nos acercamos caminando hasta la Plaza Omonia, a pocos metros de nuestro hotel y considerada el Km 0 de la ciudad (algo así como nuestra Puerta del Sol), y nos adentramos en el metro.


Compramos 2 billetes sencillos en las máquinas expendedoras y nos montamos en el tren de la línea 2 en dirección Helliniko hasta la parada de Acropoli.

Al salir del tren, quedamos maravillados con la decoración del andén pues había enormes paneles con reproducciones de los mármoles del Partenón… Y también de camino al hall de la estación, pues encontramos gigantescos escaparates con artículos utilizados en la época de la Grecia Antigua… ¡Las maravillas de la Acrópolis empezaban antes de llegar!


Tras salir de la estación, tan sólo tuvimos que caminar unos 2 minutos hasta la entrada sureste de la Acrópolis. No encontramos prácticamente cola, así que pasamos nuestra entrada por los tornos y accedimos a la Acrópolis de Atenas


La visita a la Acrópolis podría dividirse, a su vez, en dos: la visita a los monumentos del interior de la propia Acrópolis, en lo más alto de la cima, y la visita a los monumentos situados en la ladera sur, los más próximos a la entrada sureste del recinto. Por tanto, en nuestro caso, la primera de las construcciones notables que encontramos en nuestro recorrido por la Acrópolis fue el Teatro de Dioniso, considerado el primer teatro del mundo y el más grande de la Antigua Grecia.


Continuando el ascenso por la ladera sur hacia la cima, inmediatamente a la izquierda del Teatro de Dioniso nos encontramos con la Stoa de Eumenes: un pasadizo porticado que comunicaba el teatro con el siguiente monumento que vimos, el Odeón de Herodes Ático.


El Odeón de Herodes Ático fue el monumento de la ladera sur que más nos impresionó  pues aunque era mucho más pequeño que el teatro, hoy en día lucía más imponente…

Desde el odeón, un caminito con escaleras nos llevó a la entrada del recinto de la Acrópolis o, lo que es lo mismo, a los Propileos o puertas de acceso monumentales. Simplemente, ¡impresionantes!


Justo a la derecha de los Propileos, coronando un bastión, encontramos la primera de las joyas de la Acrópolis: el Templo de Atenea Niké.


Después de tomar unas cuantas fotos y atravesar los Propileos, nos plantamos por fin dentro del recinto de la Acrópolis propiamente dicho y ante la gran obra de la arquitectura griega: el Partenón… Si bien, actualmente, el Partenón de Atenas está sujeto en gran parte por andamios, nos pareció espectacular… Además, nos resultó muy fácil imaginarnos cómo era el Partenón en la antigüedad debido a la reproducción ubicada en Nashville realizada con motivo de la Exposición Universal de 1897 que pudimos visitar en 2017…

A la izquierda del Partenón se encontraba el otro gran templo de la Acrópolis, el Erecteion: el templo del rey Erecteo, consagrado a Atenea y Poseidón. En él, localizamos el famoso Pórtico de las Cariátides, con 6 estatuas de mujeres haciendo de columnas. ¡Precioso!


Llegando ya el mediodía, el calor comenzó a apretar seriamente así que, tras dar una vuelta más por el recinto principal de la Acrópolis, completar nuestro book fotográfico e hidratarnos sentados a la sombra, salimos de la Acrópolis, esta vez por la entrada principal.


Tomamos la calle Dionysiou Aeropagitou y luego la Apostolou Pavlou. Después, caminamos por la calle Ag. Asomaton hasta su cruce con la calle Adrianou y la seguimos en dirección este hasta que nos topamos con la entrada al Ágora Antigua, nuestra siguiente parada del itinerario para ese día. Pasamos nuestra entrada por los tornos y accedimos.


Aunque un gran porcentaje de las construcciones del Ágora Antigua estaban devastadas, resultaba gratificante recorrer el que fue el centro de la vida social, política y comercial de la ciudad en la antigüedad… Además, el gran Hefestión, uno de los templos mejor conservados de la antigüedad, y el reconstruido edificio de la Stoa de Átalo, antiguo centro comercial de Atenas, nos dejaron con la boca abierta…

Cuando salimos del ágora y dada la cantidad de restaurantes que había por la zona, decidimos hacer una parada para reponer fuerzas… Al final comimos dos estupendos gyros de pollo y cordero que nos supieron a gloria y que, además, son salieron baratísimos… ¿Qué más se podía pedir?


Tras la comida, tomamos la calle Ermou en dirección oeste para visitar la mayor necrópolis de toda Grecia, el Kerameikos. Desde la propia calle pudimos contemplar los restos de algunas lápidas y construcciones funerarias, por lo que decidimos no entrar al recinto, a pesar de que estaba incluido en nuestra entrada.


Para llegar a la siguiente parada de nuestro itinerario para ese día, tuvimos que desandar lo andado por la calle Ermou y, luego, seguir por la calle Adrianou hasta su cruce con la calle Vrisakjou. Finalmente, al final de la calle Pikilis, nos topamos con el Ágora Romana, otro de los yacimientos incluidos en nuestra entrada combinada. Actualmente, sólo se conservaban pequeñas partes de las columnas del patio y una pequeña zona que correspondía a los baños públicos pero la Torre de los Vientos, un edificio poligonal del siglo II a.C. construido en mármol que fue utilizado como reloj público solar e hidráulico, estaba prácticamente intacta…


A apenas 200 metros del Ágora Romana, caminando por la calle Areos, encontramos la Biblioteca de Adriano, un impresionante edificio rectangular creado para albergar la extensa colección de libros que poseía el emperador… Presentamos nuestra entrada combinada en los tornos y accedimos… Aunque eran pocos los restos que se conservaban de la biblioteca, era posible hacerse una pequeña idea de lo grandiosa que fue en otros tiempos y de la gran cantidad de libros que pudo albergar…


La animada Plaza de Monastiraki se nos apareció prácticamente al salir de la biblioteca… Allí, pudimos ver la fachada del pequeño monasterio homónimo y la de la Mezquita Tzisdaraki, así como el mercado de Monastiraki, que poseía un aspecto similar al de los zocos y que estaba repleto de pequeñas tiendas que ofrecían artículos variados donde comprar souvenirs y en las que el regateo estaba a la orden del día, lo que dejaba constancia de la influencia turca en las costumbres griegas…


Tras unas cuantas fotos, tomamos de nuevo toda la calle Adrianou en dirección este y luego la avenida Lisikratous. Cruzando Leoforos Vasilisis Amalias encontramos el Arco de Adriano, un impresionante arco de 18 metros de altura, levantado como monumento conmemorativo del emperador romano…

Situado sobre la gran explanada de hierba que partía del Arco de Adriano, localizamos el Templo de Zeus Olímpico, también conocido como el Olympieion. Pasamos por los tornos nuestra entrada combinada y accedimos al recinto, como colofón a un día cultural increíble… Aunque un terremoto acaecido en la Edad Media destruyó el majestuoso templo, aún se conservaban 15 de las 104 columnas corintias de tamaño colosal de las que constaba el templo... ¡Debía ser imponente! Éramos superpequeños comparados con ellas…


Vistas todas las atracciones que teníamos previstas para ese día, decidimos regresar al hotel para ducharnos tranquilamente y preparar la maleta para el crucero así que decidimos tomar de nuevo el metro en la estación de Acropoli.


Compramos 2 billetes sencillos en las máquinas expendedoras y nos montamos en el tren de la línea 2 en dirección Anthoupoli hasta la parada de Omonia.


Cuando salimos del metro y nos encontramos en la plaza, no pudimos resistirnos a sentarnos en una de las terrazas a tomarnos un rico y refrescante helado…


Tras eso, ya sí, fuimos al hotel. Nos dimos una ducha reparadora y preparamos la maleta.


Para terminar el día salimos a cenar y después nos sumimos en un reparador sueño ya que estábamos muy cansados del largo día y del sofocante calor...


Había sido un inicio de viaje genial en el que habíamos visto muchas cosas, pero tocaba despedirse de Atenas... Τα λέμε σύντομα!

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